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lunes, 30 de septiembre de 2024

CUENTOS REUNIDOS, de Kjell Askildsen

CUENTOS REUNIDOS, de Askildsen Kjell

Alguien ha comparado los cuentos reunidos aqui por Askildsen con lo que se contempla en un cuadro del pintor estadounidense Edward Hopper: gente un poco perdida y desconectada, huraña a veces, introvertidos siempre.

Aqui tenemos diálogos podados de comunicación real, protagonistas de edad madura o más que madura, es decir, muchas veces viejos renqueantes. Gente que intenta pasar desapercibida cuando se cruza con alguien. O encuentros desagradables con gente que se intentan evitar a toda costa. Preguntas sin responder, silencios que cortan el ambiente. Y una sexualidad de los protagonistas que es problematica, un deseo que, mas que insatisfecho, no se sabe muy bien qué hacer con él. ¿Por qué no contestan estos personajes? Porque sienten un abismo bajo sus pies. Ya no es que sepan decir algo, es que no se sienten seguros del terreno que pisan, el suyo propio, y tratan de huir, quedándose en el sitio pero sintiéndose a miles de km como un alivio temporal. La tragedia de estos personajes es que, aunque no lo quieran, siguen allí, escuchando preguntas, sintiendo las súplicas ante esta falta de comprensión entre ellos mismos y su interlocutor. 

Otras veces no es que se omita la respuesta, es que es como un puente entre dos orillas que se hunde repentinamente. Es una pregunta que queda en el aire y culmina la tensión del difícil diálogo o del estado de ánimo, entre agresivo y desolado, de la pareja contendiente, ya sean matrimonio, hermanos o una relación estrecha. 

Los momentos de cercanía entre un hombre y una mujer suelen dar lugar a descubrimientos incómodos de la pareja. De esos que la rutina de la convivencia ha aumentado desmesuradamente y que constituyen un obstáculo casi insalvable cuando se hacen evidentes, imposibles de evitar. 

Se va al grano de las situaciones domésticas que se desean describir, no hay divagaciones ni más digresiones que las que los protagonistas de cada cuento transmiten al lector.

A veces, parece que el personaje de proyecta edad se repite en diferentes cuentos. A veces, las conversaciones padre hijo son una partida de tenis en la que cada cual trata de pasarle la pelota de la culpa al otro.

Los últimos cuentos están escritos con gran fluidez entre acción y pensamientos de los protagonistas. Ocurren en escenarios casi iguales a los ya leídos. El deseo sexual del protagonista es algo que no puede ocultar y que incomoda a quienes se dan cuenta. Intentan ocultarse, no ser vistos desde un jardín, una ventana, y mientras ellos observan o simplemente se alejan de otras personas, tampoco están seguros de no ser vistos, oídos en su escondite físico y, sobretodo, mental. El contacto humano, en este libro es una laceración inevitable.

El regusto que dejan estos cuentos, al menos las tres cuartas partes de ellos, y en mi caso, es la incapacidad de llegar al fondo de las personas. Ciertamente que el tono de los últimos cuentos cambia, no es tan pesimista, pero tiene el aliento de quien ya se ha conformado con lo que vive, esa sensación de aislamiento en la urbe, cualquier urbe. Apenas te das cuenta que es un país nórdico: desarraigo. Parece haber una desconexión íntima con el mundo, algo que acentúa con la edad hasta acabar en la incomprensión. Las relaciones no son siempre superficiales, pero si son a menudo insatisfactorias, como caminar descalzo: a veces sobre guijarros redondos, a veces sobre trozos de cristales. 




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