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sábado, 19 de abril de 2025

EN EL VALLE, de Paolo Cognetti

 EN EL VALLE, de Paolo Cognetti

Una pequeña historia en el valle de Valsesia a mediados de la década de los 90. El hilo conductor son los primeros años de matrimonio de Luigi y Elisabetta, que además están esperando un hijo. 

La historia no es exactamente como las de libros anteriores. Es una muestra más descarnada que la de Las ocho montañas. Aquí, En el valle, los personajes tienen muy pocas expectativas en la vida. Es como si se dieran cuenta de que su horizonte vital llega hasta las montañas que tienen enfrente, cerrando el valle, y que se tienen que buscar la vida con lo que hay. Elisabetta viene de Milán, y se ha quedado en Valsesia por amor a Luigi, ha sido capaz de cambiar muchas cosas buenas por él. Pero Luigi está encerrado en el valle no por elección, sino porque es incapaz de salir de su hogar ancestral. Si está, no es por elección. Su hermano Alfredo, protagonista secundario pero importante, se encarga de dejar bien claro que Valsesia es un valle menudo, pequeño, un microcosmos comparado con los territorios de la Columbia Británica. El sí ha elegido estar de vuelta en Valsesia, pero tampoco ha sido una buena elección. Es como si el valle limitara las expectativas de sus moradores, incapaces de adaptarse a otro mundo o adoptar las ideas que penetran por la carretera. En eso es muy significativo la última visita de Elisabetta a su suegro.

La historia empieza y acaba con la muerte de un perro (¿o es un lobo?) que ha dado muerte a otros perros en el valle. Como un reflejo del espíritu indómito de aquella tierra que ha acabado muerto por la civilización. Todo es muy simbólico: el progreso son las pistas de esquí proyectadas que se van a llevar por delante densos bosques. El espíritu de ese perro muerto, al que Luigi va a dar sepultura en su casa heredada del padre, viene a ser la propia alma de su familia, originaria de allí, de Fontana Freda. Un espíritu que Luigi envidia porque no logra estar a su altura. Solo el último párrafo es alentador. En el resto parecen personas en el justo espacio de tres o cuatro días haciendo lo de siempre pero metidos en una ratonera. A diferencia de lo que me tenía acostumbrado el autor, este libro no es de gente que vive en un mundo urbano y sube a la montaña para vivir mejor, o pensar que eso puede ser posible; donde el contraste con los lugareños es evidente. En este caso, solo Elisabetta es de fuera, y se está transformando en una más del valle, con un hijo que será del valle, con todos sus contras. En este cuento, más que novela, no hay un afuera que sirva de contraste, ni la gente de la montaña vive en un mundo mejor, ni ellos son mejor que cualquier otro: ahí están las cuadrillas de furtivos para desmentirlo, por ejemplo.

Quien toma la palabra es el narrador, pero a veces es Luigi. Pero hable quien hable en cada capítulo, es un texto sombrío. Directo en los diálogos, en los líos en los que se meten con algún cambio de ritmo necesario que avive la lectura. Sin embargo, el final del libro lo copan unos poemas galeses del siglo VI y la recurrencia al disco de Bruce Springsteen "Nebraska" como ardid inspirador de este cuento. Entiendo la inspiración, pero no por eso opino que sea lo mejor de Cognetti. A este cuento largo, o relato, que no llego a considerar novela corta, le veo espíritu en todos estos personajes de la montaña, pero creo que el cuerpo de la historia, la que la sostiene, es el fuerte simbolismo de la historia del perro, o lobo, como sentido de lo que están pasando estos lugareños.

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