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martes, 1 de julio de 2025

MAURO, de Mikel Guerendiain

MAURO, de Mikel Guerendiain

Por si alguno no lo sabe, la fuga de 795 hombres de la prisión en el Fuerte Alfonso XII, situada en lo alto del monte San Cristóbal, junto a Pamplona, en mayo de 1938, es de las más espeluznantes de la historias carcelarias en cualquier lugar y época. Incluso por el antes (comienzo de la Guerra Civil española), y el después (la intensa represión de la población civil propia de nuestra guerra como un prolongado acto de terrorismo, y la caza al hombre de todos los fugados de la cárcel). Este libro novela el suceso, desde esos antecedentes hasta que uno de los fugados alcanza la frontera con Francia y se salva. Decir que muchos de estos presos fugados ni eran de Navarra, y sí eran presos políticos, rojos, en un mar de fachas nacionalcatólicos, los del franquismo.

Los personajes intervienen con discursos testimoniales de lo que piensan (Inocencio), sienten (Isidro), planean (Teodosio), se lamentan (Laurentiano), odian (Tomasito)... Hablan directos al lector, o a sus compañeros de situación pero hilvanando claramente lo que les va pasando en esta cacería sin tregua y lo que a cada uno le pasa por la cabeza, un estilo un poco teatral pero fácil de leer. Se turnan en un coro de voces individuales. 

El grupo humano comienza en dos grupos, presos y carceleros. Luego se transformaran en evadidos y perseguidores. Cada uno obedeciendo las órdenes impartidas (estos presos sienten la obligación de fugarse, lo son por sus ideas, no son delincuentes), pero también las de su conciencia, donde entran los dilemas mas interesantes dentro de los personajes que llegan hasta la muga internacional: ¿esta bien o mal la persecución, el encarcelamiento, los fusilamientos, las torturas? ¿Abandonar a un compañero que no puede más?. Desde el Fuerte Alfonso XII hasta Urepel (Francia) se colaran también en la historia de la fuga algunos personajes que ayudarán a los presos, o a los soldados, cada uno desde una perspectiva propia, lo que entretiene más la narración y profundiza los dilemas.

Entretenida historia que ya conocía leyendo Los fugados del Fuerte de Ezkaba, de Fermín Ezkieta. La novela la recrea en 190 páginas con muchos más sentimientos y dilemas personales que pudieron plantearse.

lunes, 30 de junio de 2025

LAS CUATRO ESTACIONES, de Ana Blandiana

LAS CUATRO ESTACIONES, de Ana Blandiana

Un pequeño volumen de 4 cuentos, uno por estación, que ocupan menos de 150 páginas muy engañosas. Porque pese al género, y a su corto numero de cuentos y paginas, este libro es inmenso. fascinante, de esos que uno espera volver a tener entre manos por su intensidad y magia.
El primer cuento se titula La capilla de las mariposas (el invierno), y es la inmersión en una situación irreal, o de mágico realismo para entendernos, sin que me parezca la comparación más acertada aunque algunos la hagan. Tras un preámbulo de frío atardecer de febrero, en que nos va predisponiendo a superar la realidad, entramos en una iglesia abandonada donde nieva y existe un retablo cubierto de mariposas. Un espectáculo alucinante que  alumbra a  la narradora hacia las siguientes experiencias. Tomadas literalmente no tienen explicación, pero estamos hablando de un mundo y unos lectores a los que iba destinado originalmente estos cuentos, mucho menos cándidos que nosotros: en Rumania contaban con una tradición de literatura fantástica y vivan en el kafkiana dictadura socialista. Allí donde aparentemente está la belleza sublime hay una amenaza latente, una mirada que distorsiona esa belleza hasta convertir lo que no es socialmente (o dicho de otra manera, para el estado) razonable en algo peligroso. El ritmo lento pero sin pausa, la riqueza de matices sensuales en lo que la protagonista va describiendo a cada paso, hacen que sintamos con ella que, en un corto espacio de tiempo, hayamos experimentado lo que otros tardan años en saber. 

Este primer cuento me dejó K.O. Es redondo, genial, imposible de olvidar tanto contraste entre los sucesivos pasajes. El segundo está dedicado a la primavera, donde también ella parece una flaneur, de caminar ocioso casi a la caza de la revelación, de la visión: transitar por experiencias sensuales, y experiencias donde lo bueno puede tener un lado sombrío. En este cuento el renacer de la vida durante la primavera está acompañado por funerales y desapariciones. Busca la explosión de la vida vegetal en un mercado, no en un jardín, pero luego huirá hasta las afueras de la ciudad a la búsqueda de la naturaleza. Todo es muy ambivalente. Vuelves a leer el cuento atrapando cada palabra, prestando atención a la construcción de la frase, a la complejidad de sensaciones que encadena. Todas encierran su propia lógica, no dejan espacios vacíos donde perderte y dudar de lo que la narradora te cuenta. Se lee lentamente, disfrutando con cada frase, y se lee bien. Muchas imagenes me recuerdan a Borges y a Ende especialmente en su libro La prisión de la libertad. En mi opinión, más que realismo mágico, hay misterio e intimidad con expresiones muy coloridas. Pero si subes un peldaño en la lectura, y sabes cómo vivía su país en 1977, fecha de la primera edición, comprendes que esa súplica a los espantapájaros que limitan el horizonte fuera de la ciudad son muy expresivos, podrían ser funcionarios del estado rumano.

El último cuento, dedicado a un otoño muy avanzado, es como la alucinacion de una bibliotecaria en un azaroso viaje en busca de una remesa de libros. Aparecen escenas nevadas y campos de membrillos, bibliotecas en buhardillas exageradas y su padre echando sl fuego del hogar las hojas de las que puede prescindir, con mucho pesar, para salvar esos libros que tanto ama, aunque para siempre ya mutilados. Siempre una evocación la lleva a otra como tirando de un hilo. Siempre el aspecto placentero de una situación se ve nublado por la certera intuición de un peligro que palpita allí mismo. 

El lirismo, casi onírico, de estas metáforas de la vida en Rumania no despejan ninguna incertidumbre de las vivencias llenas sensualidad pero también de sinsabores. Es así también el los restantes dos cuentos.

En los cuatro cuentos la fantasía empleada con cada metáfora sirve para que el lector comprenda lo indecible. Y es indecible en este libro concretamente por dos motivos, uno porque son ideas, sensaciones de contornos difusos que no tienen que significar lo mismo para todos. Y dos, porque es una denuncia implícita hacia las falsedades de la dictadura rumana. Si Blandiana hubiera ido de frente con eso, hubiera vuelto a ser censurada, o algo peor. Por ello el lector tiene también el trabajo de interpretar lo que lee, pero no es difícil, más bien al contrario: la riqueza de matices en la interpretación me parece estupenda. 

Incluso sin buscar significados explícitos, ya la simple multiplicación de imágenes crea cuadros muy bellos, casi está uno a punto traer del recuerdo cuadros oníricos de Dalí, esa belleza imposible e inolvidable. 

La actitud de la narradora es siempre intuitiva, puntualmente subversiva, muy curiosa ante lo que la espera aún, quiere saber qué vendrá en todo momento hasta que se cierra el cuento. Es introspectiva, como si hablara en tiempo presente a sí misma, pero también a cada uno. Siempre el misterio frente al materialismo o un concepto mecánico de la vida. Una cosa no te va a llevar a otra necesariamente. Con Blandiana no tienes ni idea de lo que está por llegar. Cuando habla de cosas fantásticas, le da tal significado que nos las disfraza de cosas raras pero naturales. Siempre hay un rasgo realista de ellas que nos hace confiar del conjunto. 

En conjunto, me ha encantado este libro. La autora está a un nivel muy por encima de otros escritores, no envidia a ningún Premio Nobel. Una maravilla. El último capítulo es una exposición estupenda de la prosa desplegada escrita por su traductora al español. Son 10 páginas más que tampoco tienen desperdicio, se agradecen.

viernes, 27 de junio de 2025

LA PUERTA DE MERLE, de Ted Kerasote

LA PUERTA DE MERLE, de Ted Kerasote

Como tengo tambien un labrador como compañero en esta vida, y vivo en un pueblo, este libro parecía hecho para mi.


El argumento general del libro es simple pero enteramente emotivo: Ted, en una de sus habituales salidas a la naturaleza, encuentra un cachorro de perro. Como todas las cosas que te marcan en la vida profundamente, ese primer encuentro no se olvida. Es más: puedes recrearlo como si fuera ayer aunque hayan pasado 16 años que son los que vivió Merle (Mirlo en español), el perro con una apariencia clara de labrador, aunque no puro. Se lo llevó a casa y continuó acompañándole durante ese resto de tiempo por las afueras del Grand Teton National Park, Wyoming. Un paraje privilegiado para una relación amo-perro unica. Como se avisa en la contraportada de este ejemplar de libro, Merle NO es el perro de la portada.

¿Por qué es única esa relación? Una de las claves del conocimiento que entabla Ted con Merle, y que Merle comprende bien, es que el autor no es nada amigo de atar al perro más que cuando hay que enseñarle lo básico, y poco más. Digamos que hay como dos corrientes en esto de tener legalmente (y por las buenas, que no quiero ni pensar en esos hijos de la gran puta que maltratan a una mascota) un perro: Unos educan a su perro con un método de obediencia, en la que el lazo es fundamental,  y otros son los que confían más en su instinto sin dejar de enseñarles lo que pueden y no pueden hacer, los que utilizan la correa lo mínimo indispensable. Ted es de los segundos claramente: lo deja suelto, incluso confía en que no le atropelle un coche porque tiene aceptado lo de apartarse de ellos en la carretera. Dejando que Merle decida por sí mismo, avanza un poco más y le da como las llaves de casa. Veamos, normalmente uno mete y saca de casa a su perro, según la necesidad momento. Es su prerrogativa. Ted no: le pone una puerta de entrada y salida en la propia puerta de entrada de su caravana, propia para los perros y gatos. Luego hará lo mismo en la cabaña que se construya. Así, Merle decide por sí mismo De ahí el título de esta obra. Incluso si quiere salir y después no regresar. Ted confía en que allá fuera Merle será un perro sociable y que hará las cosas bien. Y eso que por el pueblo pasan no solo coches, sino coyotes y bisontes. Hay terreno con ganado en el que no debe entrar, pero tampoco es el único habitante de Kelly que confía en que su perro respetará la propiedad privada (allí es legal que si un perro ajeno entra en una finca con ganado, el dueño de este puede matarlo de un tiro).

Merle vagabundea por el pueblo sin control directo, aunque los vecinos saben de quién es y si pasa algo con él. No parece que le suponga problemas de ningún tipo. Pero en España tendría varios problemas: la circulación de vehículos y los excrementos dejados en cualquier parte. La gente a la que su mera presencia les molesta... suma y sigue.

El autor utiliza la herramienta narrativa de conversar con Merle: se contestan uno al otro aparentemente. Eso hace más llevadera la lectura (son 450 páginas). Cuando supone actitudes y sentimientos a Merle, algunos los puedo aceptar, pero otros me parecen aventurados. Cada lector sentirá como debe ser esta relación novelada de los dos, Merle y Ted. Estos diálogos no son ingenuos, presuponen algo más: no porque sean solo una estrategia narrativa sino porque apoya las conductas caninas que se han estudiado seriamente. Y aqui esta una de las cosas importantes de este libro: además de novelar esta bonita relacion, Ted la apuntala dándonos a conocer lo que la ciencia dice sobre la conducta de nuestros peludos. Sirven para fundamentar intuiciones que tenemos con ellos, para evitar tópicos nocivos, y para comprenderlos mas también a nivel fisiológico. Lo que esta claro es que Ted queria a Merle como un hijo, y eso es muy bueno. Es un relato serio, realista, no es un cuento de hadas sino realista, donde no se oculta el afecto hacia Merle sino que uno puede sentirse orgulloso de él, y de verse, además, correspondido. En este mundo de machirulos, de estructura social cada vez más vertical, más productiva, más interesada... encontrar este relato es un alivio. Una relación más entre dos amigos que entre amo-mascota. Ted deja que Merle pueda sacar lo mejor de sí mismo confiando en él, dándole esa seguridad total que merece y ese espacio de ocio y juego, más las relaciones con otros perros y humanos. Nada que ver con hacer de un perro el objeto de nuestras frustraciones, alimentarlo como un tamagochi ni prohibirle expresarse como lo que es: un perro. 

¿Es todo brillante en esta relación? No siempre. Merle sufre enfermedades. Merle también está castrado. Yo no lo haría si no viera muy obligado. Otra cosa es que todo tiene un fin: Merle se hace mayor y adquiere en las patas delanteras una enfermedad muy parecida a la dichosa displasia... es un casi labrador al 100%. El caso es que me recordaba constantemente a mi Odin. El final del libro va siendo cada más personal, afectuoso con un perro que cumple 11, 12, 13... hasta los 16 años. No lo voy a adelantar, es mejor que tu lo leas. Pero los últimos capítulos con Merle son las páginas más conmovedoras que leido en estos ultimos años. La vida de un perro puede cambiar tu sistema de valores. Debería hacerlo. Cuando se acerca su muerte, te das cuenta lo que te ha cambiado la vida, y eso es mutuo. No ha habido miedo alguno, cada uno se ha sentido seguro en esta simbiosis, e inmensamente agradecido por haber convivido tanto tiempo a un animal como Merle. Pero también es duro, y de eso va el final del libro. De dejarlo ir, cómo asumirlo, como cuidarlo, como aceptarlo.

Esa relación Merle-Ted fue única, y este libro lo es a su vez. Uno desearía que así fuera siempre con la gente que conocemos, o al menos a la que más queremos. Si a veces, a los que queremos a nuestro perro, nos critican que los queramos más que a las personas, tal vez esas mismas personas, en concreto, deberían preguntarse qué están haciendo dia a dia con sus vidas para no haber sido merecedores de una atención así. Y si la tienen, ¿a qué vienen esos celos?

Si quereis ver quien era Merle y quién es Ted Kerasote, aqui teneis el enlace a su web personal con una galeria de fotos  https://www.kerasote.com/merle-photos.php

lunes, 23 de junio de 2025

AGROHORROR, varios autores

 AGROHORROR, varios autores


Una muestra de cuentos inspirados en el medio rural con la inspiración de quien encuentra alternativas aterradoras a la vida normal de nuestros pueblos. Estos están ubicados en Cataluña, Galicia, Andalucia... en realidad da igual. Todos intentan sorprender con sucesos asombrosos que tampoco son presentados de forma brutal, sino que lo más brutal queda a la imaginación del lector. Así dice el prólogo:

"El Agrohorror parte de una realidad monstruosa, violenta, una realidad conocida y propia. La España negra de Goya y de Puerto Hurraco, cristiana, celosa, cerrada, vengativa, de supersticiones tan reales como que estamos hoy aquí, de viejas rencillas y aliento a ajo.
En definitiva, esto que llamamos Agrohorror es un subgénero profundamente realista cuyas raíces se encuentran en Goya y en el esperpento de Valle-Inclán y que es el resultado de distorsionar el mundo rural español en mayor o menor grado para, además, volver a distorsionarlo aplicando lo fantástico y el terror con el objetivo de generar un contraste, un añadir monstruo al monstruo..."

Como se advierte en el prólogo, los editores de esta selección no han pensado ridiculizar a nadie, ni denunciar el atraso, ni la España vaciada. Nada de eso, tampoco han tirado por los topicazos tan manidos de siempre con la gente del campo. Aquí se trata de entretener al lector que busca lo extraordinario de cada situación por la vía del horror y la ficción total. Hay costumbrismo, pero también ironía, sátira de gente chulesca (los ricos de pueblos, los envarados de la guardia civil), la gente estilo de Iker Jiménez que se desmarca en el paisaje como un esperpento. Algún cuento tiene un tono más oscuro, como el de Pilar Adon, que es el que menos me ha gustado. Uno de los que más José Ovejero. En total, 10 cuentos muy suyos, cada autor ha aportado su estilo propio tirando del misterio de un cuadro, el lenguaje soez y brutal dentro de tradiciones inexplicables, situaciones absurdas, de tractores insólitos para desenlaces que acaban todos en el horror. Son 170 páginas de absoluto entretenimiento, y eso que no es el género, el de la fantasía, ciencia ficción, el horror o el gótico, los que me suelen gustar. En este caso, la excepción a mis géneros habituales ha valido la pena.


domingo, 15 de junio de 2025

LOS VIEJOS CREYENTES, de Vitali Peskov

LOS VIEJOS CREYENTES, de Vitali Peskov



En 1978 un grupo de geólogos, de inspección por una remota región de Siberia, encontraron a una familia de antiguos creyentes viviendo secretamente desde 1945. Nadie tenía noticias de estos seguidores del antiguo rito ortodoxo, gente que originó un tremendo cisma en la Rusia de Pedro I (1672-1725). Se pueden seguir las huellas de esta secta perseguida en los clásicos de la literatura rusa.
 
Los Lykov era una familia de estas, llegadas al centro-sur de Siberia desde otros lugares en el siglo XX. Cuando la noticia se hace eco en la URSS, aparece gente que les ayuda a sobrevivir en las miserables circunstancias en que lo hacen. Peskov, el autor, es uno de ellos. Además de su espíritu filantrópico, también analiza las costumbres que se remonta a 300 años atrás en la vida de esta familia: son como una cápsula del tiempo perdida en una región remota. A lo largo de estas páginas descubriremos que existen acólitos de esta religión por Siberia, pero lo de los Lykov es de traca incluso para otros viejos creyentes, parientes de ellos incluido. 

Después de las iniciales reticencias, tras generaciones de voluntario aislamiento, los pocos integrantes que quedaban de esta familia se acostumbraron a la presencia de otra gente que, además, les quería ayudar. Algo que supieron valorar desde el principio (la madre habia muerto de hambre en 1961). A la vida que eligieron la llaman "la vía sin retorno". Lo que no quita que Agafia, quien fue la última superviviente, añorase el mes que  estuvo con su familia en los montes Shoria, viendo la modernidad a la que se había negado durante 40 años, y que les preguntase a todos en 1986 que pasó en Kiev. ¡Cómo narrar Chernobil!

Los Lykov calculaban el tiempo como se hacía en tiempos anteriores al zar Pedro I. Hacen fuego con eslabones y pedernal. Ver por primera vez una bolsa de plástico y creer que es cristal que se dobla.

Agafia no había visto un caballo desde que nació en 1944, tampoco una rueda para transportar antes de encontrarse con los geólogos en 1978. Fue un año después de su nacimiento cuando toda la familia huyó a las montañas más inaccesibles por miedo a los soldados del ejército rojo, que andaba buscando desertores. Ahí pasaron de una vida discreta a una vida secreta. Al descubrir las imágenes de TV, lo mismo les hipnotiza que les parece pecado. Hay un montón de cosas que son pecaminoso para ellos sin saber bien lo que son, solo porque vienen del mundo exterior: "no nos está permitido". Son cosas tabú para ellos. Y ellos hace 300 años que se separaron del mundo. Pero siempre son buena gente. 

Peskov cuenta sus viajes: el primero (verano de 1982) es la descripción de cómo viven, lo que ve, conocerlos y darse a conocer. Para el segundo va más preparado: les entrega regalos, hace preguntas estudiadas, y trae las preguntas de historiadores, lingüistas y gente común que les ha regalado cosas a través de él y que quiere saber de ellos. Los Lykovy se vuelven menos recelosos pero poco receptivos con cosas que no están permitidas, por ejemplo, las fotos. Hasta los años que aquí se describen, una mala cosecha del bosque podía suponer la muerte de algún miembro de la familia (o anteriormente de la comunidad) en invierno. Pero ya en los 80, quedando el viejo y su hija Agafia solos, los geólogos, de presencia casi constante en la zona, decidieron cuidar de ellos: atrás quedaron las tumbas en la taiga de la madre y tres hijos.

Así van pasando los años, con visitas anuales, intercambio de noticias con la gente de la zona y con la misma Agafia (que sabía escribir en antiguo ruso), cuando llega 1988 muere Karp Osipovich Lykov, el patriarca, a los 87 años. Ella se va acoplando a detalles que se negó en vida de su padre. Aunque sin recursos de sociabilidad, era una mujer inteligente dentro de sus 36 años aislada. Conoció la fama en toda la URSS y aun fuera. Y, con todo lo que recibió gratis, y lo que viajó, nunca quiso cambiar su forma de vida en general: vivir en la taiga, ya no en secreto pero sí aislada, incluso tal vez sin ayuda, por una "vía sin retorno", siendo la "mujer del páramo". Una decisión dramática, pero coherente la que recoge Peskov.

Peskov, un afamado periodista de la época, escribe sus crónicas casi anuales hasta 1992. Las publica en 1994, con un capítulo final de reflexiones acerca de cómo esta gente, los Lykov, vio enseguida que necesitaba ayuda, que hubo problemas entre ellos antes de ser encontrados (especulando sobre cuáles pudieron ser), los intentos de aprovecharse de ellos, sus tabús y el origen de ellos, posiblemente ocurrido en el origen del cisma entre la iglesia ortodoxa oficial y la ortodoxa de rito antiguo. Se refiere a la transmisión en aquella época de dos epidemias muy infecciosas que les hacía rechazar todos los objetos que venían del mundo.

En general las crónicas me parecieron entretenidas, casi exóticas por el lugar y el carácter de esta gente. Como encontrar un fósil de mamut, traerlo de nuevo a la vida e indagar en su naturaleza. El último fósil, Agafia, murió en 2016 como vivió.

La editorial Impedimenta muestra las primeras paginas de este viaje al pasado aquí: https://impedimenta.es/wp-content/uploads/primeras-paginas-LOS-VIEJOS-CREYENTES_PESKOV.pdf

Aqui un interesante reportaje con interesantes fotos sobre esta peculiar familia:  https://es.gw2ru.com/estilo-de-vida/15682-perdidos-en-taiga

Aqui un documental en ingles con imagenes ineditas: https://youtu.be/tt2AYafET68

sábado, 14 de junio de 2025

BILLETE AL FIN DEL MUNDO, de Christian Wolmar

 BILLETE AL FIN DEL MUNDO, de Christian Wolmar


El libro es un auténtico homenaje al tren más legendario en la historia del ferrocarril. Además de haber cruzado Rusia con él a principios del siglo XXI, el autor nos hace viajar por sus estaciones (con algunas fotos también) desde mediados del siglo XIX, cuando solo era una ilusión de unas cuantas mentes realmente interesadas por el futuro del imperio zarista de Alejandro III. Los inicios fueron de una gran dificultad para aquellos rusos que veían como el resto de Europa les adelantaba por todos los lados. Había mucho aristócrata instalado en la necia comodidad que millones de compatriotas no conocía. El nacimiento del Transiberiano, las dificultades que tuvo que superar, la obtención de financiación para empezarlo, el trazado que se eligió desde Moscú hasta Vladivostok, los tramos que se eligieron para iniciar su construcción... todo ello tiene mucho de epopeya civil, aunque entiendo muy resumida aquí por no acabar siendo prolijos. Pero es toda una batalla contra sectores de la sociedad opuestos y contra un ambiente geográfico tan hostil como lo es Siberia: por poner un ejemplo, sortear el lago Baikal. Por muy precariamente que se acabaran los túneles, puentes, la desecación de terrenos pantanosos, etc, no deja de ser un logro descomunal para una nación tan atrasada y corrupta como lo fueron los últimos reinados de los Romanov. No dejan de recordar aquellos esfuerzos a los trabajos faraónicos que también emprendieron los soviéticos: la industrialización de la nación se erigió sobre los cadáveres de un sin fin de personas, tanto en uno como en el otro régimen. Y no solo fueron los presos lo que pusieron el cuerpo en el empeño, también rusos normales, y muchos chinos. Da la sensación, y eso lo digo yo, de que en ese país la vida de cualquiera sin padrinos no vale gran cosa.

Que los primeros trenes en las primeras vías tuvieran tantas incidencias no amilanó a los rusos, que siguieron invirtiendo mucho dinero para mejorar cada sección del trazado. A la vez, y sin siquiera estar terminado, la economia del pais se vio beneficiada por el Transiberiano. Condujo a personas buscando un nuevo horizonte, llevó a exiliados, ocupó territorios que solo estaban en poder de Rusia nominalmente y le llevó al choque contra Japón por Manchuria en un conflicto difícil de asumir por el imperio ruso. Igualmente extendió la revolución y la Guerra Civil corrió por sus raíles en uno y otro sentido. Algo que Trotsky supo aprovechar. Por alli llego ayuda humanitaria y militar. Si tenemos en cuenta que la línea San Petersburgo-Moscú se terminó en 1851, y que el esfuerzo por llegar al Pacífico en un solo viaje acabó en 1904, y que el gasto económico fue tan brutal como para justificar la revolución de 1905, veremos que hay muchas historias que contar, pero principalmente la de un hombre que lo puso todo de su parte por sacarlo adelante: Serguéi Witte (Tbilisi, 1849-Petrogrado, 1915). Gran parte del libro cuenta cómo planeó todo el proyecto cuando recibió el encargo, y su influencia posterior.

En definitiva un libro escrito por un auténtico entusiasta de la línea (y sus variantes), que la conoció pese a las trabas que pone siempre la administración para hacerlo como si fueras un delincuente o un espía. Wolmer se ha documentado puntualmente y nos da a conocer el significado y la especial relevancia de un viaje de estos capaz de atravesar medio planeta seco con su diversidad de lenguas, culturas, etnias e historias personales. El libro se queda necesariamente en una introducción de todo eso: 9288 km, 8 zonas horarias, 7 días en el mejor de los casos... pero es muy entretenido. Una lectura que se acaba volando.

miércoles, 11 de junio de 2025

EL CHICO SOBRE LA CAJA DE MADERA, de Leon Leyson

 EL CHICO SOBRE LA CAJA DE MADERA, de Leon Leyson

Leyson (1929-2013) fue un polaco que pudo haber salido como personaje en La lista de Schindler perfectamente. Pero hay críos en La película que pasan por cosas como las que él vivió. Este libro es la autobiografía de Leyson desde los humildes orígenes de su familia en un pequeño pueblo al noreste de Polonia hasta el final de sus días en EEUU. 

Es un relato sencillo, lineal y muy emocionante el de estas páginas de terror y una mezcla de esperanza y desesperación que lo acompaña. La gran facilidad de su lectura esconde, como pocas veces he encontrado en un libro cualquiera, una profundidad de sentimientos admirable. A partir de la invasión alemana, nos cuenta una sucesión de buenas y malas decisiones dentro de la familia, con Leon entre los 10 y los 15 años que a veces salva la vida exponiendose muchísimo, y otras veces toma decisiones que lo sitúan al borde de la muerte. Para 1943 no cuenta con nadie de su familia al lado, pero sabe que están allí cerca, en otros barracones y otros trabajos a las afueras de Cracovia. 

También tiene la virtud de transmitirnos casi en tiempo real cómo les iban llegando las malas noticias, como las asumían poco a poco, qué desconocían, cómo eran capaces de soportarlo. Es la mirada de un niño asustado con la madurez de quien tiene que ser más sensato y templado que nunca.

Hay algo más a lo que Leyson concede la mayor importancia: su experiencia con Schindler. Las páginas a él dedicadas son de profundo agradecimiento y emoción. Y lo justifica desde que lo conoció personalmente, pasando por lo que hizo por cada miembro de su familia y como se jugó todo por sus 1200 empleados hasta el final. Años después pudo darle las gracias de corazón en EEUU, el país de acogida de Leyson y sus padres. Porque, nada más acabar la guerra y regresar a Cracovia, los polacos apalearon a muchos judíos, apedrearon sus casas y los llenaron de infamia. No los nazis, no los alemanes. Los polacos, los mismos invadidos. La historia da unas lecciones terribles: eso de que quien no conoce la historia está condenado a repetirla me parece la mayor chorrada del mundo.

El libro acaba cuando es escrito en 2012, relatando antes el motor que le impulsó a escribirlo: el interés por el tema a raíz de la película de Spielberg. Un año después murió.

He leído muchos libros sobre el tema, incluso de otros supervivientes, y este me parece el mejor de todos con sus 170 de testimonio sencillo, directo y con unos pocos razonamientos de una lucidez que desarman a cualquiera. Muchos historiadores eminentes ya quisiera ser así de claros, concisos y emocionantes como Leon Leyson. 

sábado, 31 de mayo de 2025

LA SAGA DE FRIDTHJOF EL VALIENTE Y OTRAS SAGAS ISLANDESAS, Anónimo.

 LA SAGA DE FRIDTHJOF EL VALIENTE Y OTRAS SAGAS ISLANDESAS,  Anónimo

Este volumen reúne siete sagas de origen islandés. Tienen en común el territorio noruego y la fecha en que fueron escritas, el siglo XIV, teniendo en cuenta que se refieren a hechos ocurridos generalmente unos 300 años antes. Algunos de los hechos referidos pueden referirse a acontecimientos aún más lejanos en el tiempo, unos sucesos que los redactores medievales conocieron a través de documentos que se perdieron para nosotros, o de la propia tradición oral. Pero lo más significativo con ellos es que los autores anónimos de estas sagas, ya muy cristianizados, olvidaron el sentido pagano y nada feudal que tenían aquellas historias antiguas. Lo que ellos escriben parecen, a veces, pequeños relatos de caballerías, como aquellos de los que se reía Cervantes en el Quijote. Para el siglo XIV, los relatos de la Rus, de Hispania y de los reinos de oriente próximo (Siria) son conocidos de los nórdicos y entran a formar parte de los viajes maravillosos de sus héroes. Sin embargo, y es lo que más me atrae de las sagas, hay en todos estos relatos muchas escenas que recuerdan inequívocamente al mundo antiguo de los vikingos, y al mundo germánico en general. Estoy hablando de guerreros que se transforman (los berserkr), los muertos que salen de los túmulos, las brujas y brujos que controlan las tormentas y los animales marinos, espadas mágicas, el choque cultural entre paganismo y cristianismo, gigantes obcecados... por ejemplo, la venganza sigue siendo el pan nuestro de cada dia con esta gente: hay cosas que no cambia ni el cristianismo. Muchos viajes por mar, y la pervivencia de los poemas escaldicos originales que amenizan la prosa en muchos momentos. La aventura y los elementos sobrenaturales todavía existen, aunque ya no se entiendan como antes. 
Estas son las siete sagas:
1.- La saga de Fridthjof el Valiente.
2.- La saga de Hjalmther y Ölvir.
3.- Saga de Ketil Salmón.
4.- Saga de Ketil Mejillas Peludas.
5.- Relato de Gest de las Nornas.
6.- Relatos de Thorstein Grande como una Granja.
7.- Relatos de Helgi Thorisson.
Por supuesto, viniendo esta edición de la Editorial Miraguano, está estupendamente trabajada: las notas aclaran el significado del texto, y la separata pone en contexto la veracidad de lo que cuentan los cronistas, sus influencias y el mundo en el que vivieron. Han puesto un particular acento en aquellas partes de las sagas que se asemejan a otras anteriores que se conocen y que pudieron servir de clara inspiración a lo que leemos. En cualquier caso, se mantiene la capacidad de entretenimiento con un argumento sencillo, fácil de leer, lleno de personajes fantásticos, accion, heroes y villanos, y lugares exóticos o peligrosos.         

miércoles, 28 de mayo de 2025

MISTERIO Y FE, de Jon Fosse

MISTERIO Y FE, de Jon Fosse


Un libro en formato donde Skjeldal (teologo y escritor) pregunta y Fosse (Premio Nobel de Literatura 2023) responde. Es un libro mas de opiniones, gustos e ideas aprendidas sobre espiritualidad (sobre todo catolica) que un compendio de dogmas. Y luego esta su ideario poetico y literario, que es en lo que está más seguro de lo que habla y que más puede interesar en general. El mismo justifica que esta en constante evolución al final del libro. El tema es el del título en general, habla de la espiritualidad del escritor y como ha enriquecido su obra, y eso es lo mas personal e interesante de quien quiera conocer mejor su obra. De esta manera nos habla de muchas cosas: su conversión al catolicismo, sus motivaciones para ese cambio, su idea previa de Dios, otras experiencias religiosas anteriores y las que más lo han definido. De cómo vive esa fe dia a dia. Están los autores cristianos que le han marcado, pero también los escritores en general y varios filósofos. Opina bastante de teología, tal y como entiende lo que ha ido estudiado con el tiempo. Es una parte indiscutiblemente esencial para entender su obra, pero no la más atractiva en mi opinión. Creo que hace algún malabarismo para mantener la cordura sobre el tema y que lo intenta apuntalar con mucho argumento de autoridad de teólogos católicos precedentes: aqui entra el maestro Eckhart, el mismo que aparece a veces en sus novelas. No evita las criticas a la iglesia católica, pero siente que sigue preservando la autenticidad del mensaje divino. En cualquier caso, a través de sus pensamientos religiosos expresados aquí se entienden esas fases de ensimismamiento que sufren sus personajes ante un chispazo de misterio en la vida cotidiana. 

Y de la mano de su obra en ficción y sus obras teatrales, conocemos como aborda su trabajo, que opina del oficio. Y entre tantos temas conocemos, a pinceladas sueltas, detalles de su vida personal: el alcoholismo, cierto comunismo, el antieuropeismo, la depresión, la angustia. Para ser tímido como un noruego, sólo hay que tirarle un poco de la lengua para que se suelte. Opina del arte en general, de cómo escribir, del talento necesario, de sus influencias, su evolución y el carácter de su obra. Se nota que Fosse ha estudiado detenidamente a muchos filósofos, y eso ha calado en el planteamiento de sus novelas: aquí vemos como. Con algunos géneros como el policíaco, tan omnipresente, saca el hacha.

Por comparación, recuerda un poco a aquel otro libro de Bertrand Russell titulado: ¿Por qué no soy cristiano? En este caso, gran parte del libro respondería a ¿Por qué sí soy católico? Además de incluir notas autobiográficas y claves de su poética. En general, para los muy cafeteros de Jon Fosse. Como yo.

martes, 27 de mayo de 2025

RIÑA DE GATOS, de Eduardo Mendoza

RIÑA DE GATOS, de Eduardo Mendoza

La razón de leer este libro no es otra que su llegada gratuita a casa. Siendo otra obra en mi haber de Mendoza, no quería dejarla pasar, pero sabiendo que era un premio Planeta, han pasado años hasta que me decidiera a leerla. O quitármela del estante de libros pendientes, que en el caso de Riña de gatos es lo mismo. Porque es una novela escrita para ganar los 601.000 euros del premio Planeta 2010 más lo que venga después, y eso, en sí mismo, es ya un género literario aparte.

Tuve mi época de libros de Eduardo Mendoza, autor siempre tan original. Adoro La verdad sobre el caso Savolta, o Sin noticias de Gurb. El laberinto de las aceitunas no fue gran cosa. La ciudad de los prodigios estuvo bien, y del resto, dos o tres más, no guardo memoria. Creo que Riña de gatos irá al grupo intermedio de "no estuvo mal".

A todo esto, el personaje central es un inglés, Anthony Whitelands, especialista en la obra de Velázquez, por lo que también conoce la España del momento igual que cualquier guiri. De lo peor del libro, por credibilidad, las peroratas con la que los personajes interpretan la tensa actualidad política para que el inglés entienda dónde se mete cuando le piden que acuda para un encargo profesional en el Madrid del primer semestre del 36. Porque lo hace inocentemente. Tiene el atractivo de ser una explicación socorrida para el lector de un periodo de nuestra historia tan controvertido: todavía nos culpamos de estas cosas unos contra otros casi 100 años después. El tema sigue interesando al lector de cualquier tendencia. Hay un morbo en esto que sigue atrayendo a muchos lectores que no conocen el tema más que por disputas políticas de tertulianos y otros personajes casi igual de lamentables que los malotes de Riña de gatos. En mi opinión creo que debilita la profundidad con que podría haber descrito los personajes: hablan los conspiradores rojos, azules y militares  de la época (como Franco) con la comprensión de una barra de bar repleta de cuñados. Tal vez es lo que tocaba, o es tal vez lo que toca para ser premio Planeta.

La historia general es una concatenación de historias particulares: la de un historiador del arte inglés que encuentra el "Velázquez" de su vida, con el atractivo de una joven de la nobleza española que le lleva a José Antonio Primo de Rivera, pasando por Azaña en persona, para regresar al punto inicial con algún muerto por el camino y el inglés bien trasquilado, que es lo que por otra parte se merecen (sentimiento que comparten los más castizos de la novela). Como otras veces, Mendoza se sirve de un acercamiento a la historia con cierta irreverencia (que no falta de respeto) a través la ironía y el humor, con la reinterpretación de personajes históricos para meternos en el ambiente madrileño previo al alzamiento de julio de 1936. El presunto cuadro de Velázquez es la excusa para que Whitelands ande por los ambientes políticos más candentes, equivocando las preguntas pero encontrando las respuestas, lo cual es de lo más estimable de la novela y del personaje central. Se convierte en un incordio para todos, pero al menos consigue que los demás personajes le tengan que explicar la situación que vive Madrid. El otro gran personaje, por su fuerza y por cómo Mendoza se lo va guardando casi hasta el final, es Primo de Rivera, el fundador de la falange. Un personaje al que todos conocen o han oído hablar, de una sola pieza, pero que, sin embargo, esconde muchas sombras y le delatan muchas aristas conforme Whitelands lo conoce de cerca. No tiene tanta carga política en esta novela, más allá de la que lector previamente conoce. Es esencialmente un aventurero típico de la época: a todos quiere agradar, y para eso hace falta también un enemigo acérrimo y personal con el que medirse y salir ganando, ejerce un cultivo desmesurado de la imagen, es un conquistador nato de hembras, tiene una vis violenta que es contrarrestada por otra más poética... Enfin, un vendehumos que se apoya en la herencia de su padre. 

Todo en la novela es un lío, muy típico de Mendoza, de relaciones personales, malentendidos, descubrimientos, tropezones en la investigación de la autenticidad del cuadro, los fines poco claros de su venta en el extranjero... ideal para una novela de espías, agentes extranjeros, diplomáticos y asesinos a sueldo. Lo que menos me ha gustado, el final. Por lo demás, entretenida y sin pretensiones de nada. Puede gustar por igual a casi todos.