TRAS LOS RENOS DEL CANADA (THE WIND AND THE CARIBOU)
Es esta una confesión sencilla y enamorada del paisaje y el estilo de vida antiguo de los cazadores en el circulo polar ártico canadiense. Una tierra casi virgen y una actividad que todavia contaba con una cierta épica a mediados en los años 30. Es la frontera del último Far West, donde el progreso llegaba dos veces al año en forma de barco para colmar los almacenes en aquellos poblados aislados por la naturaleza en la que los hombres abrazan un fuerte sentido de comunidad antes de hundirses meses y meses en sus cazaderos. Había muchos escandinavos buscándose la vida entre los indios chipewyans, el lago Athabaska y Stony Rapids. El autor comenta esos modos de vida, como la de los dos tipos de la Guardia Montada del Canada poniendo orden en la taberna, procurando que no se caze en lugares prohibidos, que todos lleven equipaje suficiente, y ejerciendo de jueces, detectives y párrocos. Quien busque dramatismo en estas páginas se decepcionará, pero le devolverá un fino humor, una estupenda capacidad de observación y el analisis amable de esta gran experiencia de años y las personas que le ayudaron. Todo destila un gran cariño y respeto por el Norte y sus hombres, un estilo solo al alcance de los grandes narradores que van sobrados con sus historias.
Todavia comenta casos en que misioneros encuentran tribus de esquimales aislados. Los acuerdos entre los cazadores por sus intereses son privados y conciliadores, sin registros. Erik comparte con Karl dos años de su vida, en los que fueron a un cazadero nada frecuentado y lleno de leyendas indias lugubres: el río Puerco Espín. Una localización de oidas porque no existían mapas de la región. Alli traban conocimiento con una tribu india convertida al catolicismo pero que conservaba todavía muchas de sus tradiciones. La soledad no pesa en la narración a pesar del famoso mal de la cabaña: convivir con el compañero alli dentro, en medio de un tiempo infernal sin poder salir, puede convertirlo en un enemigo aun peor. El punto de inflexión de aquellos años fue cuando Erik se vio reflejado, de repente en Albert, un cazador como él que se habia abandonado a las costumbres del oficio: mugriento, sin otras perspectivas en la vida que ser un vagabundo de los bosques. Ahí supo que algún día abandonaría esa forma de vida.
El titulo original de la novela obedece a un dicho indio: que el camino del viento y del caribu son imprevisibles.
Durante ese invierno los perros son protagonistas de muchas historias, y su importancia en ese mundo no es trivial, los hay amaestrados, vagabundos de los bosques, perdidos o abandonados por los indios. Conocerlos es como como hablar de individuos concretos. Los animales a cazar, armiños, martas, lobos, linces, zorras, visones, el castor... de todos se aprende sus costumbres para sacarles la piel con cepos o a tiros.
Es inevitable recordar los cuentos de Jack London en Alaska rodeado de nieve. El libro esta lleno de anécdotas como la vez en que los perros del trineo de Erik, en viaje con los indios Joseph (que había perdido sus cepos en una partida de poker) y Jean, se dan repentinamente la vuelta y persiguen desaforadamnete a una manada de caribus hasta que el trineo se clava y vuelca en la nieve con él aterrizando lejos entre maldiciones.
Lamentablemente este es otro de esos libros de la Editorial Juventud que estan fuera de las librerías pero que podrás localizar fácilmente en web de compraventa entre particulares o en librerías de viejo. Si lo compráis no os defraudará.
TRAS LOS RENOS DEL CANADA, de Erik Munsterhjelm, 1954. En Ed. Juventud, de 1983, 256 pag
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