UNA ILUSION FRUSTADA, UN VIAJE QUE NO ACABA
Si evocamos la figura de un arqueologo en el Amazonas a la caza de riquezas antiguas, nos vendrá a la mente una figura: Indiana Jones. Percy Fawcett fue uno de los que pudieron inspirarlo. Sin embargo, fue el último gran explorador al estilo victoriano como lo fue el dr. Livingstone. Pero el libro demuestra que otras cosas se perdieron: muchas tribus del Amazonas, gran parte de la selva, el sentido de aventura con los logros tecnológicos, y el propio Percy Fawcett con su hijo y un amigo. Además de otros exploradores que partieron en su busca y la selva no los devolvió. Murió persiguiendo una civilización perdida en el Amazonas, y su ciudad Z. Para muchos, después, el enigma no fue Z sino el destino final de Fawcett. Z acabó siendo él. El autor nos describe como era viajar con él por la selva: un tipo arrollador, solitario e hipersensible. Destinado en Fuertes del Imperio Britanico en Ceilan e Irlanda, espia en Marruecos, explorador a cargo de la Royal Geographycal Society en Bolivia y Brasil, ¿murió por una chifladura romántica del siglo XIX? Eso forma parte del encanto de este libro, porque su autor persiguió el enigma hasta que le es revelado en la misma zona donde Fawcett desapareció.
Percy Fawcett fue la excusa perfecta para muchas aventuras posteriores a él, como él se buscó la suya e hizo de ello el centro de su vida.
Los hombres todavía creamos mitos que nos orienten en la vida.
La ciudad perdida de Z, David Grann. Escrito en 2009.
Ed Random house Mondadori, debolsillo. 2011. 345 pgs
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