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martes, 23 de septiembre de 2014

SAINT CIRQ LAPOPIE

Saint-Cirq Lapopie, pueblo medieval declarado monumento histórico, es uno de los más bonitos de Francia. Encaramado sobre un acantilado a 100 metros por encima del rio Lot, Saint-Cirq Lapopie constituye uno de los parajes más importantes del valle.

Fue Oldoric, Vizconde de Saint Cirq, quien a partir del siglo X hizo construir en ella el primer castillo, la Fortaleza de Saint-Cirq Lapopie que domina y protege el pueblo. El vizcondado de Saint-Cirq Lapopie, uno de los tres de Quercy, se repartió después, en la Edad Media, entre tres dinastías feudales: los Lapopie, los Gourdon y los Cardaillac. Como consecuencia de ello, varios castillos y fortalezas constituyeron el fuerte de Lapopie dominando el pueblo. Desde el siglo XIII, rindiendo homenaje al Conde de Tolosa y a los Reyes de Francia. 

El Castillo de los Lapopie se erigía sobre la parte más alta del peñasco, llamada "el peñasco de La Popie". El de los Gourdon no fue encontrado sobre la Fortaleza pero se supone que habrían construido una torre. En cuanto al Castillo de los Cardaillac, se sitúa más abajo. A partir del siglo XVI, los castillos fueron abandonados por sus señores. Actualmente de algunos solo quedan los cimientos.


Hoy en día sólo se aprecian los cimientos de algunos edificios o partes muy remodeladas de los Castillos: una torre del siglo XIII, un edificio principal y un recinto autónomo que data de finales del siglo XIII a principios del XIV.


De esa epoca se conservan un buen numero de casas por debajo de la Fortaleza, casas antiguas cuyas fachadas de piedra o entramado de madera datan, en su mayoría, de los siglos XIII a XVI. Son de tejados de teja plana y fuerte pendiente, las calles, empinadas, empedradas y estrechas, como un laberinto.


Las calles, han vuelto a acoger en nuestros días un monton de comercios, hosteleros en su mayoria, o tiendas de souvenirs, pero también algunos trabajos artesanos que recuerdan la misma actividad antigua de Saint-Cirq: con todo, ya no estan los antiguos peleteros de la calle de la Pélissaria, caldereros de la calle de la Peyrolerie y sobre todo torneros en madera o "roubinetaïres", en cuyos talleres se fabricaban moldes para botones, escudillas, vasos y grifos de toneles.


Hasta aquí la parte más legendaria de Saint-Cirq.  En el siglo XX los valles del Lot y del Célé han inspirado a artistas de todos los tiempos, estilos y géneros. Saint-Cirq Lapopie es base para conocer desde el arte neolítico al arte contemporáneo. Para satisfacer gustos variados.


Así lo entendió el pintor catalán Pierre Daura (Pedro Francisco Daura y García. Menorca, 21 de febrero de 1896 – Rockbridge Baths, Virginia, Estados Unidos, 1976), que  se estableció en Saint-Cirq Lapopie. La casa que restauró y habitó pertenece ahora a la Región Midi-Pyrénées, albergando a los artistas internacionales en residencia y sus exposiciones de verano. Es una casa del siglo XIII, un antiguo hospicio, saliendo de la callejuela de la Fourdonne, no lejos del Tornero. Está dedicada en la actualidad a la creación contemporánea y administrada por la Casa de las Artes Georges Pompidou de Cajarc.

Pierre Daura, de origen español, estudió en la escuela de Bellas Artes de Barcelona y más tarde hizo carrera en Estados Unidos, sobre todo en Virginia, en donde pintó paisajes. Vivió en la bella mansión de Saint-Cirq de 1930 a 1939 con su mujer Louise Blair y su hija Martha, y allí pasó cada período estival hasta su muerte ocurrida en 1976. El pintor encontró en el pueblecito medieval del Lot, al que estaba particularmente apegado, un remanso de paz y una fuente de inspiración, y trabó amistad con su vecino André Breton.



El pueblo ha sido residencia de 11 artistas. Por estas calles han vivido Henri Martin, Pierre Daura, Othon Friesz, Paul Paquereau, Joseph Rignault, que aquí desarrollaron su actividad.

Joseph Rignault, coleccionista de arte de comienzos del siglo XX, invitó a su vez a numerosos artistas, con ocasión de las obras expuestas en su mansión (por ejemplo las de Soutine, que él descubrirá), o albergándoles en su casa, como a Man Ray, quien dejó como recuerdo un dibujo original en el Libro de Oro de los Amigos de Saint-Cirq.





Nacido en Normandía, André Breton (Tinchebray, 19 de febrero de 1896 - París, 28 de septiembre de 1966), escritor, poeta, ensayista y teórico del Surrealismo, se convertirá en el transcurso de sus búsquedas y encuentros en «ciudadano del mundo». De este modo acaba encontrándose, en junio de 1950, en Saint-Cirq Lapopie. Acababa de inaugurar en Cahors, junto a su amigo Robert Sarazac, la Primera Carretera mundial sin fronteras. Una treintena de kilómetros más lejos, Saint-Cirq Lapopie se mobilizaba para recibir uno de los mojones. Del descubrimiento de Saint-Cirq, es Breton quien mejor lo cuenta, en el testimonio que dejó en el libro de oro de la asociación «Los Amigos de Saint-Cirq», al comprar un año más tarde el antiguo Albergue de los marineros, en la parte baja del pueblo:

«Al término del paseo en coche que, en junio de 1950, consagraba la apertura de la Primera Carretera Mundial, única carretera de la esperanza, apareció ante mí Saint-Cirq encendida por los fuegos de bengala, como una rosa imposible en la noche.

Debió de tratarse de un flechazo, si pienso que, a la mañana siguiente, volvía a la tentación de posarme en el corazón de esa flor: maravilla que, aunque había dejado de arder, permanecía intacta.

Más que tantos otros parajes –de América, de Europa– Saint-Cirq me había lanzado el único hechizo: aquél que se clava para siempre. Dejé de desear estar en otra parte. Creo que el secreto de su poesía se emparenta con el de algunas iluminaciones de Rimbaud, es el producto de un raro equilibrio en la más perfecta desnivelación de planos. La enumeración de sus otros recursos está muy lejos de agotar este secreto… Cada día, al despertar, tengo la impresión de abrir la ventana a las riquísimas horas, no sólo del Arte, sino de la naturaleza y de la Vida.» (3 de septiembre de 1951). ¡Qué homenaje, viniendo de aquél que se definía como buscador del «oro del tiempo»! Breton vendrá a pasar todos los veranos a Saint-Cirq, hasta su muerte en septiembre de 1966.

La casa no está abierta al público ya que fue comprada por particulares, pero sigue resonando en ella el recuerdo de André Breton, pues quienes viven hoy allí son artistas, que trabajan rodeados de algunos objetos que pertenecieron al escritor.





El castillo de la Gardette se encuentra enclavado en el reborde del acantilado. Fue construido por el señor Hébrard de Saint-Sulpice, más abajo del fuerte de Saint-Cirq Lapopie, el que que albergaba originalmente a las cuatro familias del pueblo, los Lapopie, los Gourdon, los Cardaillac y los Castelnau. Émile-Joseph Rignault, nieto de barquero, pasó parte de su infancia en la Charité-sur-Loire y en París. Nacido en 1874, y apasionado por el arte, Rignault adquirió la propiedad y sus casi ruinas en 1922 y emprendió profundas reformas. Era un marchante de obras pictoricas: Callot, Van Dyck, Oudry, Fragonard, Boucher... . Se convirtió en un entendido y aficionado a las obras de sus contemporáneos, uno de los primeros buscadores de talentos de los años veinte. Fue otro enamorado de de Saint-Cirq-Lapopie, por entonces maltrecho tras la Gran Guerra. Entre sus invitados a su casa cabe citar a Man Ray. Vendio sus obras al Museo Calvet de Aviñón en 1946. Ese mismo año, con el deseo de demostrar su apego al Lot, dona su residencia al Consejo General del Lot, con su mobiliario y los objetos de arte que la adornan. Muere en 1962. Su tumba vela ahora al pie del acantilado, contemplando la estrave de ese paraje romántico y sublime.




El Camino de Santiago pasa cerca. En la vía Podiensis, entre Figeac y Cahors, se abren dos itinerarios. A la altura de Béduer, siguiendo el GR651 tendrás la posibilidad de dirigirte hacia este célebre pueblo medieval, Saint-Cirq Lapopie.



Al pie del peñasco de Lapopie, molinos, embalses, puertos, esclusas y camino de sirga evocan las épocas de una actividad barquera que fuera floreciente.


La Fortaleza de Saint-Cirq Lapopie, imagenes de las vistas sobre el valle, de donde se sube por los peldaños hasta el peñasco de La Popie; podrás admirar el pueblo medieval pero también el valle del Lot, con sus molinos, embalses, puertos, esclusas y el célebre Camino de Sirga.


Durante siglos, el Lot tuvo un tráfico fluvial importante, sobre todo de gabarras, barcos de fondo plano de 25 m de eslora que podían transportar hasta 36 toneladas de mercancía. Los "gabarots", barcos más pequeños, alcanzaban, por su parte, 7 metros de eslora.

En 1845, en la roca entre Bouziès y Saint-Cirq Lapopie se crea el camino de sirga para evitar accidentes en ese trayecto que, debido a las corrientes, era demasiado peligroso para los marineros.

El camino de sirga, es decir el acondicionamiento tallado en la roca a nivel del río, permitía a los animales o a los hombres tirar de las gabarras a lo largo del Lot. Las gabarras transportaban mercancías tales como vinos de Cahors y producciones de los torneros en madera con destino a Burdeos.



El arte contemporaneo ha dado a Saint Cirq Lapopie una nueva identidad, en positivo, mientras que el turismo de masas, ese que se pasea a un ritmo de 400.000 al año por sus calles, lamentablemente le despoja de su alma. Una contradiccion en el corazón de este bello pueblo. La solución, ir cuando es temporada baja, porque aquello puede quedarse en un mero "yo estuve alli" que no aporta nada.






miércoles, 17 de septiembre de 2014

PARQUE NATURAL DE AIZKORRI Y ASCENSION AL AITXURI (1551 m)

Excursión al  Aitxuri (1551 m) por Aizkorri ( 1.528 m ) y la ermita de su cima, una rocosa atalaya sobre la que se extienden las campas de Urbia y Oltza. Fue considerada la cima de Euzkadi hasta que se encontró  la cima gemela de Aitxuti la superaba por unos metros.. También se encuentra junto a la ermita un refugio montañero. La vertiente N. de la montaña tiene un fuerte desnivel con canales tallados en la roca caliza, mientras la vertiente sur afronta la llanada alavesa hasta los confines de Logroño. En dias despejados, se ve Larun, la montaña pegada a la costa vasca y que hace muga con Francia.

Aizkorri significa  "... voz vascongada que significa peña roxa o bermexa: esta metida en un nicho de rocas una cruz de metal que hay en su cumbre, como de media vara, con una efigie del señor crucificado del mismo metal, y es tradición en el pias haber sido aparecida... En la misma montaña a media lagua de aquella cruz baxando hacia n. e. mana una fuente tan copiosa, que bien podría desde luego mover un molino: se llama este sitio en vascuence Iturbeguieta, que quiere decir ojo de fuente, tiene en ella su origen el río Oria, el más caudaloso de la provincia... Desde su cima se extiende la vista prodigiosamente, y se alacanza a ver para de Navarra y Castilla; pero no ámbos mares, como soñaron algunos..." (diccionario de Madoz)

Entre la cima del Aizkorri y la del Aitxuri esta la del Aketegui. La subida la inicie desde la cueva y la ermita de San Adrian.

Casa de los Miqueletes, un cuerpo de policias que vigilaban el contrabando. Sin uso desde hace decadas

En medio se ve el agujero de la cueva


siempre es agradable este boswue

La cueva es un importante paso desde hace 4000 años 

El tunel tiene unos 60 m de longuitud y estamos a una altitud de aproximadamente 1000 m. Se cree que los primeros humanos en utilizarlo fueron pastores del Neolitico hace 4000 años. Despues fue utilizado por legiones romanas, los primeros en trazar la primera calzada. Asi, las cronicas de la epoca lo describen como paso obligatorio para las tropas imperiales.. En el s XI es paso igualmente importante para los peregrinos. En el S XII se construye una fortificación en su interior, pero tambien hay hay restos de fortificaciones en el exterior, incluso una torre del homenaje anexa a la cueva. El cargo de alcaide lo tenía el duque de Montehermoso de forma hereditaria. Además, la cueva contaba con albergue de peregrinos, aljibe, almacén, un cementerio y una ermita dedicada a la Santa Trinidad, en euskera Sandrati, que luego se transformo en San Adrian
Dentro de la cueva, la ermita de San Adrian y las excavaciones arqueologicas 


En epoca medieval, la zona guipuzcoana se cerraba de noche, quedando abierta la del otro lado. También había una horca para el ajusticiamiento de bandoleros. En 1503 el Papa Julio III concedió el titulo de priorato al lugar. Las excavaciones arqueologicas han descubierto que el antiguo camino dicurría 3 m por debajo del actual dentro de la cueva, tan lleno de sedimentos está. Solo asi se entiende el uso por el estrechamiento del lado contrario. La actual ermita data del s XIX, justo en el lado contrario de la anterior, demolida. Del mismo siglo es el cuartel de los Migueletes, al comienzo de la excursion. Se quemó en 1911 y se abandonó.
La leyenda más curiosa de la cueva es la de Carlos V. Cuando tuvo que pasar por aquí en uno de sus muchos viajes, el alcaide se quedó esperando en el umbral con la soldadesca en posicion de firmes. El emperador, a caballo, tuvo que agachar la cabeza para no golpearse con el dintel, momento en que el alcaide le dio la mano. Desde entoncés se jactó de que hasta el emperador, que no inclinaba la cabeza ante nadie, la inclinó para él. (Del libro 50 LUGARES MAGICOS DE LOS PIRINEOS, libro de Carlos Ollés Estopiñá)
El camiono, tambien una calzada medieval.
Abandonamos la calzada, que retomamos más extensamente por el camino de descenso, y penetramos en el bosque


Salimos del hayedo y empiezan los caminos aereos



Al lado de la ermita cimera hay un pequeño refugio que invita a pasar la noche en la cima. Fue inaugurado el 8 de julio de1934. El primero en el Pais Vasco.

El mirador junto a la ermita, con su panel explicativo de los puntos del horizonbte, ofrece amplios horizontesal Norte gracias al buen desnivel que queda a nuestros pies
En una inaccesible cueva en la escarpada vertiente norte vive Mari de Aketegi, una de las grandes damas de la mitología vasca.
El más alto, el Aitxuri desde la cima del Aizkorri
En la vertiente sur se abren las campas de Urbia, que se sitúan a 1.000 m de altitud y se cierran por un lado con el macizo del Aitzgorri y por el otro con el Zabalandi. El valle se extiende de este a oeste, con un acceso desde el santuario de Aránzazu en Oñate y otro por San Adrián. Estas campas son lugar de pasto desde tiempos prehistóricos y de ello dan muestra los monumentos megalíticos que allí se encuentran.
Las majas de la vertiente sur, mirando hacia Burgos

La cima del Aizkorri

El Aketegui en primer termino, de camino hacia el



Dejamos el camino para subir el Aketegui

Aitxuri
Cima del Aitxuri


Mirando al norte

Caserio vasco

De vuelta, con la cima del Aizkorri

camino a las nubes

Bajando del Aizkorri, aun se ven los edificios de su cima al fondo de la imagen, 



De vuelta al bosque




De aqui a la cueva y al parking