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jueves, 12 de marzo de 2015

AUTOBIOGRAFIA, de Henry M. Stanley


    Ya hablamos de otro libro de Stanley, aquel en el que sale a la búsqueda de Livingstone en el corazón de África y le saluda con "¿El doctor Livingstone, supongo?". En este otro libro, su autobiografía, digamos que hace un barrido de principio a fin de su existencia, nada monótona por supuesto. Y es que los personajes decimononos es lo que tienen: todavía tienen un gran recorrido por delante para definir la tierra como la conocemos, la novela, la economía, etc. Y en ese sentido, Stanley tiene algo que decir a lo largo de sus 63 años de vida.
    El libro, por otra parte, es una amalgama de sus diarios, de sus libros y de los recuerdos de su viuda. Asi que es su esposa en realidad quien da por concluida, con su participación en el libro, el esfuerzo de Henry por justificarse. Pero si Stanley es un hombre un éxito apabullante, que se codea con todos los estratos sociales desde reyes a esclavos, pasando por pachás, generales, piratas, obreros, diputados ingleses, periodistas, etc, si Stanley es un hombre cuya opinión importa incluso a nivel mundial, ¿de que debía justificarse? Tal vez de las denuncias sobre los desmanes de los belgas en el Congo, tal vez de no hacer lo suficiente por el destino de los negros, tal vez de denuncias de enriquecerse expoliando los recursos de los legítimos habitantes, por participar en el reparto de Africa por parte de las potencias coloniales... En cualquier caso, Stanley cuenta la versión de lo que hizo, de  por qué lo hizo y despeja algunos de esos balones, así como pone el dedo acusador en otros actores. Muchas veces lamenta la indecisión de Inglaterra a la hora de implicarse en el continente porque realmente cree en la visión civilizadora del Imperio frente a, principalmente, las ambiciones alemanas.

Stanley 1877
    "¡Qué angustia constriñe el alma del hombre al caminar, empequeñecido, a lo largo de un sendero limitado a ambos lados por dos pavorosas murallas tropicales! Si está solo, el silencio es casi palpable, y los propios latidos del corazón parecen hacer ruido. En pleno dia se ve uno envuelto en una oscuridad de medianoche y apenas si se filtran desde arriba débiles destellos sobre la faz de la naturaleza, y el viajero, por prosaico que sea, se siente invadido por una vaga sensación de indefinidos presagios"



Stanley y Livingstone
  En realidad la estrategia de Stanley es la de descubrirrnos no tanto los parajes de la misteriosa Africa, los avatares de la triste política española con sus guerras carlistas o la vida en Inglaterra como lo es descubrirnos a sus lectores quien era él mismo. Su actividades propias y a las ordenes de otros (como periodista, como explorador), sus actitudes en ellas y sus opiniones ante la colonizacion, el Parlamento inglés y las guerras en Europa. Pero, desde mi punto de vista, la fase más emotiva del libro y la que da sentido a lo que vendrá después es la inicial, aquella en la que viene al mundo como hijo ilegitimo, apenas querido por nadie, como molesta carga para cualquier familiar a quien se acercara. Muchacho sin expectativas de futuro, que se escapa del orfanato y viaja al Nuevo Mundo. Recuerda a un personaje de Dickens. Y por supuesto, parece que toda su vida ha estado huyendo de esa negra vida que el destino le tenia preparado, haciéndose valer continuamente, superando sus expectativas un viaje tras otro para poner aun más distancia si cabe de ese niño destinado a la mendicidad por las calles de Londres. Ese parece el sentido de ser el primero en todo: el primero en poner los pies en la cima de las Ruwenzori Stairs, el primero en recorrer el rio Congo, el primero en ver el lago Alberto Eduardo, etc. En total, cinco grandes expediciones, siendo la del rescate de Emin Pachá aquella de la que sale más desquiciado.
    "Una vez dentro, los ancianos son sometidos a reglas severas y trabajos sin provecho, mientras que los menores son castigados y disciplinados de una manera contraria a la justicia y la caridad. Para el anciano es una casa de muerte lenta, para el joven es una casa de tortura. Los pobres son los fracasos de la sociedad y se les destina al asilo para que pasen allí el resto de su miserable existencia., deshilando cuerdas viejas para el calafateo de embarcaciones" (En referencia al Asilo de Pobres de la Union de Saint Asaph, 1847)






Stanley y esposa
    Su acogida y el aprecio sincero por parte del comerciante que le legará su apellido. su conversión en periodista del New York Herald, profesión con la que salta a Europa, son las fases intermedias que preparan al explorador que hoy conocemos principalmente por su búsqueda del misionero escoces y de su descubrimiento del Congo y posterior organización para el rey Leopoldo de Belgica. Y en el curso de tantos acontecimientos hay puntos oscuros de interpretar y una buena dosis de opiniones para propagar su propia version de hechos bastante controvertidos como los del Congo belga.

    "La soledad es algo terrible, especialmente cuando me acuerdo de mis hijos. He perdido mucha de mi felicidad, lo sé, a causa de este peregrinar mio lejos de ellos. Es como si hubiera nacido en el exilio;..."


    No merece la pena contar lo que pasa en el libro: es largo y extenso, muy variado. Siendo un libro de aventura, contarlas es quitarle interés al libro, y esta reseña es solo una opinion, y lo mejor es leer el libro. Es preferible no saber de qué va el libro y no perder asi las expectativas (para saber la vida y milagros un vistazo a wikipedia es suficiente). Lo bueno del asunto es que nos lo cuente Stanley, y que nos dejemos sorprender, que nos enganche. El libro tiene un defecto a la hora de leerlo y es que a veces no se lee con igual ritmo narrativo: cuando es el estilo en primera persona de Stanley en una narración de una aventura, el libro es muy entretenido (sale el periodista inspirado), pero esas fases de la vida de Stanley narradas con trozos de sus diarios o los recuerdos de su viuda se hacen plumbeos. Pero, con todo, es una narración tan emocionante que merece la pena leer: las descripciones de Africa son extraordinarias. También es un documento de primera mano, a fin de cuentas, de los valores que prevalecían hace 110 años para justificar el colonialismo en Africa. Se afana mucho en defenderse como moderador entre blancos y negros, en defender la vida de los negros frente a los esclavistas arabes, incluso afea las matanzas de animales de la sabana por placer, etc. Habia muchas voces en su tiempo que lo acusaron de lo contrario, y esas voces debian tener una replica incluso despues de fallecer.

    

Estatua en Debling, Gales, donde nacio
    "Nada podia ser más pacifico que la barca deslizándose solitaria por el rio, con los remos inmóviles. Su aparición, sin embargo, era recibida con los escalofriantes gritos de guerra de los wenyas. Los pueblos de la costa, al oirlos, se estremecían de terror y se hacían eco del aviso: 'Alerta! ¡El río trae extranjeros!
Tumba de Stanley en Pirbright, Inglaterra.

    En la confluencia del Ruiki con el Lualaba, decidimos acampar en espera de los rezagados. Sali a remontar el Ruiki en su busqueda y dos horas después , al retornar, encontré que el campamento estaba siendo atacado por huees de salvajes"


AUTOBIOGRAFIA, Henry M. Stanley. Ediciones B 2008, unas 800 paginas

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