EL TRANSIBERIANO
El transiberiano ya no es tan popular como lo fuera antes de los vuelos comerciales, además del cerrojo impuesto por los soviéticos. Lo que me sorprende de la lectura de este buen libro de Marc Morte es lo difícil que lo ponen estos rusos para viajar por su país. Vale que es suyo, que pueden poner todas las trabas legales y burocráticas que deseen para convertirlo en una carrera de obstáculos hasta el final del viaje, Pero en una nación de la riqueza cultural y geográfica de Rusia es dificil de suponer a priori la corrupción y la falta de educación que puede sufrir un turista nada más pisar ese suelo. Se agradece que las descripciones del viaje de Marc no sean una sucesión de fotos idealizadas de las calles moscovitas, de los pasillos del tren o de las recepciones de hotel, de las estaciones y de las insulsas calles en ciudades siberianas. Pese a la primera impresión del comienzo, el viaje es muy largo y hay que saber a lo que se va para poder encontrarlo. Es la única manera de encontrar sin que se nos pasen por delante los buenos momentos de forma inadvertida, y el viaje en el Transiberiano también los tiene. Uno de los aciertos del libro es dejar hablar a los mismos rusos:
"Esos son gobniks. Normalmente son basura, no hacen nada, se mueven en grupos y de vez en cuando roban o molestan a quien les apetece. Hablan con un acento barriobajero, comen pipas continuamente, beben Baltika 9 -un tipo de cerveza rusa más fuerte que la mayoría- escuchan chanson, y conducen Lada con la música a todo trapo. Es mejor no molestarles porque cuando beben tienen ganas de pelea"
"En Taiga no salgáis de la estación, hay bastantes gobniks en esa ciudad: también tratad de evitar a la policia, son gobniks con uniforme, sobre todo los sargentos..."
Cierto es que pese a ese ambiente cerrado, tan poco cordial y dificil de penetrar para un extranjero, en él hay diferencias: no es lo mismo las grandes ciudades con Moscú a la cabeza, que las pequeñas, no es lo mismo demostrarles que te defiendes con el idioma ruso que no, no es lo mismo tener amigos rusos que te invitan a sus casas que no tenerlos. Parece ser esa la diferencia entre un viaje correoso y uno decididamente dificil, entre el viaje aprovechado y aquel en el que permaneces encapsulado sin apenas comunicarte con nadie excepto con un par de policías en busca de la mordida
"Esa misma noche, mientras estamos tirados en el sofá con Gregory y Kiril suena una canción del grupo alemán Rammstein dedicada a Moscú.
-¿Habéis leído alguna vez la letra?- pregunta Gregory.
-No-, respondemos Elena y yo al unísono-. Supongo que alaba a Moscú o algo así, ¿no?
Vladivostok |
Irkustk |
(...)
Moscú tiene algo, una magia dificil de definir, pero es tan solo el exterior, su disfraz, por dentro está podrida, todo huele a corrupción y dinero. Es una ciudad sin alma que atrapa a la gente en su red como si fuera una araña. Lo peor es que la gente cambia después de vivir un tiempo en Moscú, se vuelven más egoístas, miran por encima del hombro a los que no viven allí, aunque muchos de ellos quizá hace poco que se hayan trasladado"
Lago Baikal |
"Y efectivamente era así, los viajes en los trenes rusos eran toda una experiencia, donde el desconocido pronto se convertía en un amigo al que contarle confidencias bajo los efectos del alcohol, y la pequeña mesa entre las literas un lugar para banquetes improvisados. Un viaje a lo largo del Transiberiano no debe tener como único objetivo llegar a destino. Mi propósito nunca fue llegar a Vladivostok, aunque arribar allí supusiera el punto final; el sentido del viaje debía buscarse en el mismo recorrido, en el que se alternaban la silenciosa contemplación del paisaje, la introspección, la lectura y, como no, la interacción con los compañeros de viaje, pues esa era al fin y al cabo su razon de ser y la única manera de comprender el significado del Transiberiano"
Un encuentro insólito es el que tienen con la capital de la Región Autónoma Judía, Birobidzhan. La entrevista con uno de los pocos representantes judíos que quedan es un contraste agradable comparado con la experiencia relatada en el ultimo libro que reseñamos, VIAJE AL USSURI.
Tobolsk |
Si algo hace legendario un viaje es porque es una metáfora de la misma vida en un corto espacio de tiempo y sin que haya opción a escaquearse de nada sino que, muy al contrario, uno se embarca en todo tipo de situaciones admisibles para aprender de si mismo y de otros, tanto lo bueno como lo malo. Para llegar a eso, el viajero viene con una disposición abierta curiosa, y sobrada de iniciativa y esperanza en un buen fin. El traslado en tren por las estepas y la taiga siberiana no es cómodo, ni ludico en muchas horas, pero da mucho que pensar y ofrece fuertes contrastes que admirar y que, de otra forma, serian dificil adivinar. Marc y Elena demuestran ser grandes viajeros.
"Han sido unas semanas largas en las que hemos descubierto un país desconocido para la mayoría y lo hemos hecho a bordo de la linea de tren más mítica que existe"
"Rusia se mantiene igual de extremo a extremo, con su carácter único y su aspecto homogéneo; un país incatalogable, imposible de situar en un continente u otro, de encasillar en la cultura oriental u occidental. Rusia es ... Rusia"
A resaltar las cuatro ultimas paginas del libro, una conversación mas con amigos rusos que detalla con sinceridad esa alma rusa actual: un lujo que necesita 9000 km previos de shock cultural para replantearnos nuestras propias posiciones.
Para la web del Transiberiano pincha aqui.
Para una entrevista de Marc Morte con su libro pincha aqui.
10 consejos para hacer el mítico Transiberiano
GUIA DEL TRANSIBERIANO, de Marc Morté. En Anaya TOuring, 280 pg con muchas fotos y algunos mapas e información útil. Año 2011
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