JEDWABNE, LA MATANZA DE JUDÍOS. LA SANGRE Y EL ÁMBAR, de David Torres
"—¿Has oído hablar de Jedwabne?
Negué con la cabeza. Entonces Aśka me contó la historia de aquella aldea, cerca de Białystok, donde, un día de julio de 1941, la mitad de los habitantes del pueblo se alzó contra la otra mitad. Los católicos masacraron a sus vecinos judíos, más de mil seiscientas personas con las que habían convivido en paz durante siglos, y lo hicieron ante la indiferencia de la guarnición nazi que alentó la carnicería sin tomar parte en ella. Los soldados alemanes sólo se divirtieron, aplaudiendo, tomando fotografías, mientras los cabecillas polacos iban matando a los judíos indefensos a golpes, a pedradas, a cuchilladas, a hachazos. Empezaron por los hombres, los más jóvenes y fuertes, luego siguieron con las mujeres, los ancianos y los niños. Les obligaron a cavar fosas para los muertos y para ellos mismos, les obligaron a cantar y a desfilar, a la vista de todo el pueblo mientras les insultaban y humillaban. Por último metieron a todos los que quedaban en un pajar, cerraron las puertas y los quemaron vivos.
Muy pocos lograron escapar de aquella horda de bestias enfurecidas. Sólo una familia católica, los Wyrzykowski, se atrevió a ocultar en su granja, con riesgo de su propia vida, a siete de sus vecinos judíos. Lo peor de todo es que, después de la guerra, los Wyrzykowski tuvieron que marcharse del pueblo ante el acoso implacable de las mismas alimañas que habían acuchillado a mujeres embarazadas y pateado hasta la muerte a ancianos inválidos. También ante el silencio cómplice de los mismos cobardes que habían coreado la matanza, de los que simplemente habían callado, se habían refugiado en sus casas, habían mirado hacia otro lado."
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