EL ESPÍRITU EUROPEO DE ENTREGUERRAS. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg
"Hasta 1914 habían perdurado determinados conceptos, normas e ideas. En 1909 Anatole France, con su escepticismo, con su culto a la belleza, su humanismo algo frío, formaba parte del paisaje de París. En 1929 Paul Valéry parecía un anacronismo. Las viejas concepciones sobre el bien y el mal, sobre lo bello y lo feo, se habían derrumbado sin que nadie hubiera conseguido crear otras.
Por lo general, se atribuye la influencia de Estados Unidos a su poder económico: el tío rico y enérgico trata de llevar por el camino recto a los sobrinos descarriados, caídos en la pobreza. Pero el influjo de Estados Unidos que yo veía por todas partes no estaba relacionado solamente con la economía. Después de la Primera Guerra Mundial la psicología de la gente había cambiado. Lo que gustaba eran los espectáculos asequibles de Broadway, las películas estadounidenses más estúpidas, las novelas de detectives. El perfeccionamiento de la técnica se producía a la par que la simplificación del mundo interior. Todos los acontecimientos que iban a surgir estaban ya en el aire: desaparecía poco a poco la resistencia. Se avecinaban años oscuros en los que se pisotearía la dignidad del hombre en varios países y el culto a la violencia sería algo natural; avanzaba la época del nacionalismo y del racismo, de las torturas y de los procesos monstruosos, de los eslóganes sucintos y de los perfeccionados campos de concentración, de los retratos de los dictadores y de las epidemias de denuncias, del desarrollo de las armas y de la acumulación de la barbarie primitiva. Y así, casi imperceptiblemente, la posguerra se convirtió en la víspera de una nueva guerra."
1933 |
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