EL NSDAP. LOS HERMANOS HIMMLER, de Katrin Himmler
"Heinrich iba con frecuencia de Schleissheim a Múnich, no sólo para ver a la familia y los amigos, sino también para asistir a las asambleas políticas de diferentes grupúsculos de derecha. Estuvo presente, por ejemplo, cuando Adolf Hitler habló en la gran concentración de protesta de las Asociaciones Patrióticas Unidas de Baviera, celebrada en la Königsplatz el 16 de agosto. El acto, que reunió a 30.000 hombres armados de distintas organizaciones de extrema derecha, tuvo como lema «Por Alemania-Contra Berlín» y se dirigía contra el «bolchevismo judío», acusado de hacerse cada vez más fuerte bajo la tapadera de la República.
Más allá de sus rivalidades, los grupos derechistas de Baviera coincidían en su hostilidad al gobierno de Berlín. El 24 de febrero de 1920, en la tradicional cervecería Hofbräuhaus, sita en pleno centro de Múnich, había tenido lugar la primera asamblea masiva del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) —que hasta febrero de 1919 había sido el Partido Obrero Alemán—, fundado el 5 de enero de 1919. Ante un público de 2.000 oyentes enfervorizados, el nuevo jefe de enganche del Partido, Adolf Hitler, quien se llamaba a sí mismo «propagandista» del movimiento de derechas, proclamaba los 25 puntos del programa de su formación, que incluían, entre otras cosas, una «Gran Alemania» para todos los alemanes étnicos, la anulación de los «Tratados de Versalles», «tierra y territorio» (colonias) y una declaración de lucha contra el capitalismo «judío». Llevar estas reivindicaciones a la práctica pasaba por crear «un fuerte poder central», por sustituir la democracia por un sistema autoritario y dictatorial. Las soflamas incesantes de Hitler contra los «criminales de noviembre» tuvieron cada vez más resonancia entre la población. Sus intervenciones como orador llenaban ya el inmenso aforo del circo Krone, en el que tan sólo entre mayo y agosto de 1923 habló cinco veces en asambleas atestadas de gente.
Entretanto, las condiciones de vida empeoraban a un ritmo vertiginoso. Los efectos de la inflación golpeaban con particular dureza a la ahorradora clase media, que quedó prácticamente expropiada, lo que causó una acritud infinita. Nada predispuso a la burguesía alemana más a favor de Hitler que la inflación de los años 1919 a 1923, escribió Stefan Zweig. La dramática hiperinflación de 1922-23 supuso también una nueva sacudida para la acomodada familia Himmler; con los empréstitos de guerra habían perdido ya gran parte de su antigua fortuna, que no sólo les había dado bienestar sino también seguridad en los primeros años de su matrimonio. Es muy probable que, después de la conflagración, volvieran a ahorrar celosamente. Pero la inflación constante acabó con los nuevos ahorros. Si bien es cierto que disponían de más recursos que muchos otros gracias al sueldo del director de instituto Himmler, no lo es menos que el dinero no valía literalmente nada. En agosto de 1923, el dólar tenía un contravalor de un millón de marcos; en septiembre, los precios se calculaban en miles de millones, y a finales de octubre, en billones."
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