EN EL DENALI. AL FILO DE LA ESCALADA, de Cesar Pérez de Tudela
"Son esos momentos de soledad y tristeza cuando sentí la compañía de los poetas. Leí unos versos de Machado y de Miguel Hernández, y capté su hondo valor. Ellos me mostraban el camino; ahora comprendo como solo los poetas esencialistas pueden hacernos levantar el ánimo perdido, salir del desastre, aceptar el pasado y borrar el resentimiento; no se escala solo para llegar a la cima, sino para vivir en el camino. A través de esa dura experiencia descubrir la gran parte invisible de mi alma, gracias a los versos que me ayudaron a superar las angustias en las dudas. Ellos me enseñaron a vencer la depresión y el desánimo. Pude dormirme pensando que me encontraba inmerso en el calor de una playa del Mediterráneo.
Dormí mucho y al día siguiente me encontré mejor. La niebla empezó a disiparse. Desmonte la tienda y la plegue lo mejor que pude. Lentamente, con pasos muy cortos, fui subiendo mientras observaba la nieve. Más arriba descubrí una cuerda fija casi tapada que me sirvió para asegurarme con el jumar. Era un paraje de gran belleza atravesado por los rayos del sol que me generaban un especial optimismo. Volvió a mí el entusiasmo y me encontré con fuerzas. La niebla se había despejado y con el sol renacía el espíritu de lucha al tiempo que me atraía hacia el camino de la cumbre. Ya no era un hombre perdido en Alaska. Me sentí feliz ejercitando mi oficio de explorador y alpinista abriendo huellas sobre unas aristas de nieve inestables"
Denali, via Cassin |
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