LA BIGAMIA EN LA ÉLITE DE LAS SS. LOS HERMANOS HIMMLER, de Katrin Himmler
"Hedwig Potthast no tardó en hacerse querer por el Estado Mayor del Reichsführer SS. En febrero de 1937, le llegó un telegrama de cumpleaños firmado por Heinrich Himmler, Karl Wolff, Rudolf Brandt y otros. Por lo visto, encontró en la SS el ideal de vida que buscaba. Acompañó a su jefe en numerosas ocasiones a la oficina de Gmund am Tegernsee y, al poco tiempo, ambos intimaron. En la Navidad de 1938, según escribió a su hermana varios años después, hubo entre ella y Heinrich «un cara a cara en el que nos confesamos que nos queremos sin remedio». En los años siguientes, estuvieron rompiéndose la cabeza para encontrar «un camino decente para juntarnos». Heinrich descartaba el divorcio porque consideraba que su «mujer no es culpable de no poder darle más hijos». Pero informó a su esposa de que él «no se resignaría a no tenerlos». Hedwig y él habían decidido tener hijos, y según escribió en el otoño de 1941, desde el verano tenía la certeza «de que nuestro deseo se va a cumplir».
De acuerdo con las «costumbres germánicas», Heinrich Himmler estaba convencido de que los hombres «racialmente intachables» de la SS tenían que tener derecho a una segunda mujer. Según afirmó su paramédico Felix Kersten, consideraba que la «monogamia» era una «obra satánica» de la Iglesia católica que había que abolir. Juzgaba «intolerable» que un hombre normal pasara toda la vida con la misma mujer. Además, confiaba en que «con la bigamia, cada una de las mujeres sería un acicate para la otra» y que la competencia disuadiría a la primera mujer de «sacar las uñas». Para compensar, a esta debería dignificársela con el título de domina, que le otorgaría ciertas prerrogativas frente a la segunda.
También Hitler y otros miembros del Partido reflexionaron sobre la «bigamia», aunque la planteaban para el futuro y movidos, sobre todo, por la preocupación de que el gran número de «héroes» caídos dejara a muchas mujeres sin hombres y al Reich sin hijos. En cambio, Himmler y otros jefes de la SS no querían esperar hasta después de la guerra. La comunidad de clanes de la SS practicaba su propio estilo de vida, que se desmarcaba deliberadamente de las normas sociales vigentes. Y parece que muchas de sus mujeres aceptaron tener que compartir al marido con otra. Posiblemente consideraran que pertenecer a la élite del «gran imperio germánico» que estaba por venir era suficiente compensación."
No hay comentarios:
Publicar un comentario