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lunes, 11 de septiembre de 2017

LOS TRAIDORES. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg

LOS TRAIDORES. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg 

    "...partí al Tercer Frente Bielorruso comandado por el general Cherniajovski. Cerca de Borísov, en la orilla derecha de Bereziná, vi a los franceses capturados de la «legión», organizada por el traidor Doriot. Todos los franceses conocen el río Bereziná por su nombre: allí, en 1812, los rusos estuvieron a punto de cercar al ejército de Napoleón. Sólo una parte de él consiguió cruzar el río, gracias al coraje de los zapadores comandados por el general Eblé. (Sabía de este general porque en París a menudo tomaba por la calle que llevaba su nombre). Los «legionarios» se quedaron atrapados en el Bereziná: eran mercenarios cobardes pero codiciosos. Los detuvieron por sus maletas: no querían separarse de su botín. Me pidieron que hablara con ellos. Uno me juró que había tenido una aventura amorosa desdichada y que había decidido morir «no importa cómo», otro me contó las privaciones y las penurias sufridas: había cedido «en un momento de debilidad»; un tercero apeló a los «inescrutables caminos del destino»; un cuarto me dijo: «Yo soy simplemente un civil; en París tengo un pequeño restaurante; mis clientes siempre me colman de elogios. Nunca me equivoco en materia culinaria. La política es otro tema». A los legionarios los encerraron con los prisioneros alemanes, entre los cuales resultó haber muchos alsacianos. Luego me contaron que durante la noche los «legionarios golpearon a los alsacianos».
    Fui a visitar a los pilotos del escuadrón «Normandía». Los franceses contaban que durante los combates para hacerse con Borísov, el piloto Gaston fue asesinado en el Bereziná. Durante tres años había intentado salir de Francia para luchar en el cielo; lo detuvieron todas las veces y finalmente lo hicieron prisionero en la cárcel de Port-Lyautey en el norte de África. Cuando los estadounidenses lo liberaron decidió ir a la Unión Soviética para unirse al escuadrón Normandía. La batalla de Bereziná había sido su bautismo de fuego y allí murió. Les conté a los pilotos la historia del propietario del restaurante, y se echaron a reír; luego uno de ellos dijo con desprecio: «No creo que haya muchos de ese tipo. Son nuestros “hombres de Vlásov”». Sonreí: yo tenía una fe inquebrantable en Francia.
    Sí, admito que creía en un futuro extraordinario; de lo contrario habría sido difícil seguir adelante. Me decía: las cosas no las decidirán los diplomáticos ni los políticos, sino las personas que sufren las penas. Y por tanto el fascismo será enterrado para siempre. En algún lugar entre Borísov y Minsk me encontré con los corresponsales extranjeros. Estaban felices por que habían asistido a la victoria del ejército de los aliados y por que habían recogido material interesante para preparar sus crónicas. El que estaba más contento era el corresponsal del Times: había capturado a tres soldados. Los alemanes habían caído en un cerco e intentaban encontrar a alguien a quien rendirse; al ver a un civil bien vestido decidieron que no habían podido dar con una ocasión mejor. Un chico de doce años llamado Aliosha Sverchuk entregó a cincuenta y dos prisioneros. Pero el corresponsal del Times, naturalmente, estaba contento..."
Dayosh_Kiev

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