TROTSKY CONOCE A STALIN. LEÓN TROTSKY, de Joshua Rubenstein
"A principios de 1913, en Viena, Trotsky se encontró con Iósif Stalin por primera vez. Trotsky estaba visitando a un amigo de la época del Pravda vienés, Matvei Skobelev, un menchevique elegido para la Duma hacía poco tiempo. Estaban discutiendo sobre el derrocamiento del zar ante una taza de té cuando, según escribió Trotsky muchos años después, sin que llamaran para advertirnos, se abrió la puerta de repente y apareció en el umbral una figura desconocida. No era muy alto, era delgado y tenía una cara oscura, gris, descolorida, sobre la que se apreciaban las huellas de la viruela. Llevaba un vaso vacío. Evidentemente, no esperaba encontrarme allí y su expresión no tenía nada de amistoso. Hizo un sonido gutural que se podría haber tomado por un saludo, se acercó al samovar, se sirvió un poco de té en silencio, y en silencio salió. Skobelev le informó de que era Djugashvili, que era del Cáucaso y que acababa de ser elegido miembro del Comité Central Bolchevique, donde estaba labrándose un nombre. Quizá Trotsky tiñera su recuerdo, pero no parece haber nada falso en este retrato somero. En aquel momento, Stalin acababa de empezar a editar el Pravda bolchevique y no habría simpatizado mucho con Trotsky, que todavía estaba enzarzado en debates polémicos con Lenin. Stalin ya había manifestado su descontento con Trotsky calificándolo como otro intelectual inútil. Mostrar buena disposición hacia otra figura del partido tampoco formaba parte del carácter de Stalin, a menos que creyera que podía obtener algo. Conociendo su papel en la revolución de 1905 y después de haber visto el debate de Trotsky en el congreso del partido de 1907, Stalin podría perfectamente haber sentido que era un hombre al que, o bien tendría que adular, o bien tendría que desafiar: era demasiado pronto para decidirse por una de las dos opciones."
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