MADUREZ. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg
"Leí los informes de las reuniones del concilio ecuménico convocado por el Vaticano con mucha curiosidad. Se parecían a los debates de algunos parlamentos de Europa occidental, aunque el concilio no debatía puntos de una constitución, sino los dogmas que antes se tenían por indiscutibles: la inmaculada concepción de la Virgen o la responsabilidad de los judíos en la crucifixión del Cristo. Los obispos liberales proponían sustituir las cadenas de hierro por cinturones de caucho. Es poco probable que la adaptación de los dogmas antiguos a la mentalidad moderna los salve de la extinción.
Para millones de personas, la mitad de la década de 1950 fue la época del ocaso de diferentes mitos que nadie tiene el poder de resucitar. Está claro que es más difícil vivir bajo un cielo plagado de satélites que bajo un cielo poblado por dioses o ángeles. Es más difícil confiar en la fuerza del humanitarismo que en la sabiduría de la persona ascendida al puesto de líder. Pero existe una época de la niñez y una época de la madurez, y las épocas no son productos de un catálogo, las épocas no se eligen."
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