EL MISTERIO DE ELLA. EL PERIODISTA DEPORTIVO, de Richard Ford
"Salir en coche a cenar a una posada de la carretera atravesando colinas y bosques con olor a otoño, pasar frío antes de volver a casa, un teléfono que suena al fin, repentinamente, en medio de una noche de verano, mientras los insectos zumban, el sonido de un coche y el chasquido de una puerta al cerrarse, un ronquido que se te ha hecho familiar, el ruido del humo de un cigarrillo contra el teléfono, el tintineo de los cubitos de hielo en un silencio envolvente, el rumor del río Tuwoosic filtrándose en tu sueño y la sensación lenta y positiva de que quizá no todo esté perdido, seguido del clásico final con suspiros de placer. Ella se rendía a la literalidad de la vida, pero a casi nada más. Y por eso el misterio emanaba de ella como una alarma contra incendios. No se puede buscar mucho más en la vida sin sufrir complicaciones.
No hubo nada entre nosotros ni ninguno de los dos dijo nada que pudiera cambiar nuestras vidas más de un instante..."
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