LA BISABUELA ESCLAVA. LADY SINGS THE BLUES, de Billie Holliday
"No obstante, quien más me gustaba era mi bisabuela, la madre de mi abuelo.
Me quería de verdad y yo estaba loca por ella. Había sido esclava en una gran plantación de Virginia y solía hablarme de todo eso. Tenía su casa propia, aunque pequeña, en el fondo de la plantación. El señor Charles Fagan —el apuesto y elegante propietario irlandés de la plantación— tenía a su esposa blanca y sus hijos en la casona. Y a mi bisabuela en la casita del fondo. Tuvo dieciséis hijos de él, ahora todos muertos con excepción del abuelo.
Solíamos hablar de la vida. Ella me contaba lo que se sentía siendo esclava, perteneciendo en cuerpo y alma a un blanco que era el padre de sus hijos. No sabía leer ni escribir, pero conocía la Biblia de memoria, y siempre estaba dispuesta a contarme una historia de las Escrituras.
Entonces tenía noventa y seis o noventa y siete años y padecía de hidropesía. Yo me ocupaba de ella todos los días a la salida de la escuela. Nadie más le prestaba la menor atención. De vez en cuando le daba un baño. Siempre le envolvía las piernas con trapos limpios y lavaba los malolientes que le cambiaba.
La bisabuela había pasado diez años durmiendo en una silla. El médico le había dicho que si se acostaba moriría. Pero yo no lo sabía. Un día, después de cambiarle los paños de las piernas y cuando terminó de contarme una historia, me pidió que la dejara tumbarse. Me dijo que estaba cansada. Yo no quería dejarla, pero ella me rogó y me rogó. Daba lástima.
Por fin extendí una manta en el suelo y la ayudé a estirarse. Luego me pidió que me acostara con ella porque quería contarme otra historia. Yo también estaba fatigada. Aquella mañana me había levantado temprano para fregar escalones. Me tendí a su lado. No recuerdo la historia que me contó porque enseguida me quedé dormida.
Desperté cuatro o cinco horas más tarde. El brazo de la bisabuela seguía agarrado a mi cuello y no logré moverlo. Lo intenté varias veces y después me asusté. Estaba muerta y empecé a dar voces. Aparecieron corriendo los vecinos. Tuvieron que romper el brazo de la bisabuela para soltarme. Luego me llevaron a un hospital. Permanecí allí un mes, padeciendo lo que según ellos era un shock."
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