VENDER YOGUR POR ESTAMBUL. ESA EXTRAÑA SENSACIÓN, de Orhan Pamuk
"Mevlut no podía entender por qué su padre torcía de repente por alguna callejuela; por qué de pronto, después de haber estado berreando: ¡yogur! con todas sus fuerzas, se sumía en un largo silencio; por qué hacía oídos sordos a un cliente que había abierto la ventana y le estaba gritando: ¡Eh, tendero, el del yogur, que te estoy llamando!. Por qué se refería a los de Erzurum como chusma cuando un rato antes había estado besándolos y abrazándolos; o por qué a un cliente le vendía dos kilos de yogur a mitad de precio. Y a veces también, cuando todavía quedaban muchos clientes por visitar y muchas casas que aguardaban su llegada, su padre soltaba de repente la vara y el cargamento de yogur en la puerta de algún café por el que pasaban, entraba, se derrumbaba en una silla con un té delante y se quedaba allí completamente inmóvil. Esto Mevlut sí que lo entendía"
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