ALMA DE RUSO. EL FIN DEL HOMO SOVIETICUS, de Svetlana Aleksievich
-Recuerdo haber visto al empresario Polonsky preguntando a alguien en un programa de televisión si tenía mil millones de rublos. Al escuchar la respuesta negativa le contestó: '¡Ah, ¿no? ¡Pues entonces vete a tomar por el culo! Yo soy una de esas tantas personas a las que el señor oligarca mando a tomar por el culo. Provengo de una familia de lo más común: mi padre está alcoholizado y mi madre se deja el pellejo por unos céntimos en una guardería. Para todos esos ricos, nosotros no somos más que mierda, una carga. Suelo acudir a muchas marchas y concentraciones... Las que organizan los patriotas, los nacionalista de... Y prestó oídos a lo que se dice en ellas. Llegará el día en que alguien me pondrá un fusil en las manos. ¡Llegará! Y yo lo empuñare.
-El capitalismo no encontrará un suelo propicio aquí. Nos es ajeno. No ha conseguido extenderse más allá de Moscú. El clima es distinto. Y los hombres son otros. Los rusos no son personas racionales, carecen de espíritu mercantilista. Un ruso te puede dar su última camisa sin pensárselo dos veces, pero también podría robarla. El ruso es franco, más dado a la cavilación que a la acción. Y es capaz de contentarse con muy poco. Lo suyo no es el ahorro, pues le aburre ahorra. Posee un sentido de la justicia muy aguzado. Es un pueblo de bolcheviques. Y por si fuera poco, a los rusos no nos basta con vivir y punto; tenemos que vivir para algo. Queremos participar de algo grande, algo que nos trascienda como individuos. Entre nosotros resulta más fácil encontrar a un santo, que a un hombre honrado y de éxito. Leed a los clásicos rusos y lo veréis..."
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