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martes, 10 de abril de 2018

FRANCESES DE LA RESISTENCIA. COMBATIENTES EN LA SOMBRA, de Robert Gildea

FRANCESES DE LA RESISTENCIA. COMBATIENTES EN LA SOMBRA, de Robert Gildea

   "Claude Bouchinet-Serreulles, de veintiocho años de edad, se describió a sí mismo como «alguien que había nacido en una cuna de oro». Había continuado la carrera diplomática que su padre se había visto obligado a abandonar a causa de una enfermedad. Sirvió como oficial de enlace con el Ejército británico en Arras y luego se retiró a los Cuarteles Generales del Ejército francés en Vichy, donde escuchó el discurso de Pétain del 17 de junio:
   Estábamos en la cantina, cada cual con los ojos fijos en su plato, pasmados. Todas nuestras esperanzas de continuar la guerra junto a los británicos con un presidente de la República y un gabinete de guerra en Argelia se fueron al traste en un instante. Se abrió un abismo y se hizo el silencio, excepto en mi mesa donde, tras el discurso, el coronel de Artillería X del Cuerpo de Oficiales exclamó: «Bravo, continuaremos la guerra con los alemanes y les daremos una buena tunda a los británicos». Tras una pausa, añadió: «¡Brindo por los galones que vendrán!». Lo único en lo que pensaba era en ascensos. Me sentí mal, pedí disculpas y abandoné la mesa. ¡Solo, en el pasillo se me vino por primera vez a la cabeza la idea de que tendría que desertar!
   Bouchinet se marchó a Burdeos y se las apañó para embarcar en el Massilia, que partía para Casablanca. Allí se encontró con Jacques Bingen, que había servido como oficial de enlace con la 15.ª División Escocesa. Herido en Normandía, Bingen había nadado hasta una barca de pesca que le llevó a Cherburgo. Cuando los alemanes fueron estrechando el cerco, saltó de un tren hospital que se dirigía a Burdeos y embarcó en un carguero francés que iba de La Rochelle a Casablanca. Allí Bingen y Bouchinet se las arreglaron para embarcarse en un barco polaco con destino a Gibraltar y, desde allí, a Inglaterra. Bingen escribió en inglés:
   Aquí estoy. He logrado escapar de Nazilandia y estoy listo para unirme al Imperio británico y luchar contra Hitler hasta el final […]. He perdido todo lo que tenía: mi dinero (no me queda ni un penique), mi trabajo y mi familia, que se ha quedado en Francia y a la que puede que no vuelva a ver jamás, mi país y mi querido París, pero sigo siendo un hombre libre en un país libre y eso es lo más importante que hay.
   Tras embarcarse en Liverpool, Bouchinet y Bingen se dirigieron a Londres y, el 22 de julio, se encontraron con De Gaulle en su Cuartel General de St. Stephen. Bouchinet se volvió a reunir allí con un antiguo compañero del colegio Stanislas, un centro católico de élite: Geoffroy de Courcel, que había volado a Londres en compañía de De Gaulle. A la vez que De Courcel se convirtió en el jefe del gabinete militar de De Gaulle, Bouchinet pasó a ser el jefe de su gabinete civil. Más adelante comentó que «el clan de militares (que rodeaban a De Gaulle) era exclusivamente de derechas. Eran feroces partidarios de luchar contra Alemania, punto en el que estaban en contra de Vichy, pero por lo demás, al igual que los partidarios de Vichy, eran antirrepublicanos y antiparlamentarios»

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