Y ENTONCES NACÍ YO, de Miguel Gila
"Me gusta el invierno, aborrezco el verano y aborrezco a los turistas de playa. Aborrezco a la gente que habla a gritos. Aborrezco a esa gente que entra en un restaurante donde están vacías todas las mesas y se sientan precisamente en la que está junto a la nuestra. Aborrezco a los que, mientras me están contando algo, repiten cada dos minutos: “No sé si me entiendes”, de la misma manera aborrezco a los que acompañan sus palabras dándonos golpecitos en el pecho, en el estómago o en el brazo. Aborrezco a los que cuando sale en la pantalla del cine la torre Eiffel, le dicen a su mujer: “Mira, París”.
Esto puede parecer irreal, onírico, pero envidio a los pobres, no a los pobres que padecen hambre y no consiguen o no pueden mantener una familia, amo a los pobres vocacionales, a los que han dado la espalda a la sociedad, envidio su libertad, su haber sabido descolgarse de la burocracia, de las cuentas bancarias, de los créditos y los préstamos."
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