AMISTADES EFÍMERAS EN LAS TRINCHERAS. MEMORIAS DE UN OFICIAL DE INFANTERÍA, de Siegfried Sassoon
"...Empezaba a sentirme bastante arrogante con respecto a 'la gente que está en casa'. Pero mi mente estaba hecha un barullo; la guerra era un acontecimiento demasiado enorme como para que un solo hombre se ocupará de él. Lo único que sabía es que había perdido la fe en ella, y no me quedaba nada en que creer fuera del 'espíritu del batallón'. El 'espíritu de batallón' significaba vivir en consoladora camaradería con los oficiales y suboficiales que me rodeaban; significaba ganarse el respeto, o incluso el afecto, del pelotón y de la compañía. Pero mientras exploraba mi camino, internandome cada vez más en la guerra, había descubierto lo efímero de sus relaciones humanas. Una noche podíamos estar todos juntos en una acogedora habitación de Corby, con Wilmot tocando el piano y Dunning hablándome de las ancianas excentricas que vivían en la pensión que su madre regentaba en Bloomsbury. Una sola metralladora o unos cuantos obuses podían destruir ese cuadro dentro de una semana. El verano pasado el primer batallón había formado parte de mi vida; a mediados de septiembre estaba prácticamente exterminado. Sabía que un soldado se despedía de su independencia al alistarse; estábamos en el frente para luchar, no para pensar. Pero la cosa se ponía muy incómoda cuando uno ni siquiera podía prever nada de lo que ocurriría una semana después".
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