LOS LIMITES DE LA RESISTENCIA HUMANA. LA BATALLA DE VERDUN, de Georges Blond
-Ay, Dios mío.
Gira sobre sí mismo y cae. Se acabó. A 100 metros de allí el comandante Renouard cae también, de bruces, con la frente agujereada por una bala. Los Cazadores evacuan el bosque disparando los fusiles y lanzando sus últimas granadas. 'El 18 Cuerpo había recibido la orden de apoderarse a toda costa del bosque de Caures aquel mismo día -dice el Kronprinz en sus Recuerdos de Guerra-, habiéndose empeñado aquella tarde en una lucha a muerte en la selva y a la altura de la carretera Ville-Vacherauville. Los dos cuerpos próximos recibieron orden de apoyar al 18 Cuerpo del Ejército con una acción de flanqueo'. Se puede ya contar el número de Cazadores que llegaron vivos a Vacherauville: alrededor de 110 de un efectivo de 1300.
A la misma hora en que Driant extiende los brazos y cae, las granadas alemanas dejan de explotar sobre la pequeña extensión de escombros en que se ha convertido el pueblo de Haumont. De las 8 compañías de la 362 de Infantería que ocupaban el islote batido, 300 hombres están todavía vivos -si se les puede llamar así-. Los infantes y los ametralladores alemanes, así como los portadores de lanzallamas, que introducen los tubos de sus ingenios por los respiraderos de los refugios subterráneos, se sorprenden por el aspecto de los fantasmas polvorientos que suben a la superficie, sordos, aturdidos, abriendo unos ojos pestañeantes de ave nocturna. Sin embargo, unos 50 de estos supervivientes conseguirán escaparse, perseguidos por los disparos de las ametralladoras. Entre ellos, el teniente coronel Bonviolle y 5 oficiales. El teniente coronel se detiene en Samogneux, a 3 kilómetros de allí, pide papel y redacta un informe que termina asi: "la consigna era resistir hasta el límite. Se ha cumplido".
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