WIESENTHAL SOBREVIVE UNA VEZ MÁS. LOS ASESINOS ENTRE NOSOTROS, de Simon Wiesenthal
"Wiesenthal recuerda muy bien el frío espantoso, la noche clara, el crujir de la nieve helada bajo los pies. Cada paso era un esfuerzo mayor. Resultó que iba andando al lado del príncipe Radziwill, uno de cuyos parientes se casaría, en el transcurso del tiempo, con la hermana de la hoy viuda de John F. Kennedy. Tenían los brazos atados codo con codo, e intentaban sostenerse mutuamente, pero al fin no pudieron seguir y cayeron en la nieve. Wiesenthal oyó una voz que decía: «¿Estáis vivos?», y luego un disparo. Pero el SS debía de tener las manos entumecidas, porque la bala fue a parar entre Wiesenthal y Radziwill. La columna desapareció en la oscuridad, pero Wiesenthal y Radziwill siguieron allí echados. Al cabo de un rato se empezó a sentir a gusto, casi calentito, allá sobre la nieve, y recuerda haber dormido algo y que luego lo levantaron y lo echaron a un camión con los cadáveres. Luego le contaron que las autoridades del campo habían enviado a recoger los muertos para que los vecinos de Mauthausen, al ir de mañana a su trabajo, no se impresionaran al ver tantos cadáveres. Al parecer, él y Radziwill estaban casi tiesos de frío y les supusieron muertos. Pero cuando el camión llegó al crematorio del campo y sacaron los cuerpos, los prisioneros designados para el trabajo notaron que aquellos dos hombres no estaban «muertos del todo». Por suerte no había ningún SS presente y el patio estaba muy oscuro; así, que los prisioneros llevaron a Wiesenthal y Radziwill a unas duchas cercanas, les quitaron las ropas y los pusieron bajo un chorro de agua fría que les reavivó. Desde las duchas, un estrecho corredor llevaba a los barracones del campo y los dos fueron conducidos en secreto a uno de ellos, débiles y aturdidos pero con vida."
Museo de Mauthausen |
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