EL DIOS DEL BOSQUE. LOS SENDEROS DEL MAR, de María Belmonte
"Otra de las emociones que pueden asaltar al viajero cuando se interna en lugares agrestes y solitarios es lo que es los antiguos griegos conocían como terror pánico. Pan era el dios que encarnaba las fuerzas primitivas de la naturaleza, lo salvaje y lo indómito, lo no sometido a la civilización humana. Se rumoreaba que, aparte de perseguir, ninfas uno de sus entretenimientos favoritos era infundir miedo en los caminantes que transitaban por los espesos e interminables bosques que hace muchos siglos cubrían Europa. Al dios Pan le divertía inquietar a los viajeros produciendo ruidos y rumores en el bosque o mostrando fugazmente su sombra escondido entre los árboles. El caminante comenzaba a sentirse como si fuera perseguido por un animal, se volvía y no eran más que el vaivén del agua en la cantimplora. Oía ruidos de pasos detrás de él y al volverse se daba cuenta de que era el eco de sus propias pisadas. A medida que el miedo crecía en intensidad se convertía en lo que hemos dado en llamar pánico y no remitía hasta que hallaba refugio entre sus congéneres"
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