CÓMO EMPEZÓ A CANTAR. RUMBO A LA GLORIA, de Woody Guthrie
"Un tío mío me enseñó a tocar la guitarra, y acabé yendo un par de noches por semana a los establos de los alrededores para tocar en los bailes. Me inventaba nuevas letras para viejas melodías y las cantaba allí donde iba. Tenía que regalar los cuadros para que alguien los colgará en sus paredes, pero por cantar una canción o unas cuantas canciones en una verbena me pagaban hasta 3 $ por noche. Un cuadro lo compras una vez y luego supone un incordio durante 40 años; pero una canción la cantas una vez e impregna los oídos de la gente; ellos dan botes y la cantan contigo, y, cuando paras de cantarla, ya no existe, así que tienes trabajo para cantarla de nuevo. Por encima de todo eso, les pones música a tus pensamientos. Puedes tocar todo tipo de historias para transmitir tus ideas al prójimo
Y allí en las llanuras de Texas, justo en el centro de la cuenca del polvo, con el negocio del petróleo en picado, el trigo llevado por el viento y la gente trabajadora dando tumbos asediada por hipotecas, deudas, facturas, enfermedades y preocupaciones de toda condición ruinosa, vi que tenía material en abundancia con el que crear canciones
A algunas personas les gustaba, otras me odiaban, andaban conmigo o sobre mí, me abucheaban o me jaleaban, me aplaudían o me chiflaban, y en poco tiempo ya me habían invitado y echado de todos locales públicos de entretenimiento de la zona. Pero yo decidí que las canciones eran una música y un lenguaje universales.
No compuse muchas canciones sobre las rutas de los vaqueros o sobre la luna rielando en el cielo, aunque al principio básicamente hacía temas graciosos sobre todo lo que no funcionaba, y sobre como las cosas salían bien o salían mal. Luego gane un poco de atrevimiento e hice canciones en las que decía lo que yo pensaba que no funcionaba y hablaba acerca de los medios para arreglarlo, canciones que decían lo que todo el mundo de por allí pensaba.
Y eso es lo que me ha mantenido desde entonces"
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