ESPÍAS EXNAZIS. EL HOMBRE SIN ROSTRO, de Markus Wolf
"El chantaje que se practicaba era un juego sucio y peligroso, y ambas partes lo jugaban. Algunos ex nazis residentes en el Oeste nos ofrecían sus servicios impulsados por una suerte de arrepentimiento; otros lo hacían por dinero, o para impedir que se los desenmascarase como ex colaboradores con el régimen nazi. Los soviéticos tenían más oportunidades de practicar la extorsión porque retenían los archivos nazis capturados, y habían incorporado a gente como un ex miembro de las SS que tenía el rango de Obersturmführer en la organización de inteligencia nazi, la Oficina de Seguridad del Reich (R SHA - Reichssicherheitshauptamt), y que había podido emplearse después de la guerra al servicio de Gehlen. Este hombre se convirtió en un agente doble soviético, y traicionó en beneficio de Moscú la totalidad de los principales logros del servicio alemán occidental, de modo que provocó perjuicios en una escala comparable sólo con el trabajo de agentes dobles como Kim Philby, George Blake y Aldrich Ames."
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