LA BIBLIOTECA DE KEITH RICHARDS. VIDA, de Keith Richards
"...Soy un lector voraz, devoro los libros uno detrás de otro, y además leo de todo. Y si no me gusta, lo dejo y a por otro. En lo que se refiere a ficción me encantan George MacDonald Fraser, los tebeos de Flashman y Patrick O’Brian, de cuyos libros me enamoré al instante. El primero fue Capitán de mar y guerra, y no tanto porque la acción se desarrolle en la época de Nelson y Napoleón, sino más bien por las relaciones personales. El tema histórico sirve más bien de trasfondo. Y, por supuesto, aislar a los personajes en medio del océano te da más margen de maniobra, y las caracterizaciones son excelentes, que es lo que más me gusta. Habla de amistad, de camaradería. Jack Aubrey y Stephen Maturin siempre me han recordado un poco a Mick y a mí. Además, la historia, sobre todo la relacionada con la Armada inglesa durante ese período, es una de mis grandes aficiones. Por aquel entonces el ejército de tierra no pintaba gran cosa, lo importante era la Marina, los tíos que acababan en sus filas contra su voluntad, las levas forzosas… Y para que toda aquella maquinaria funcionara tenías que hacer de aquel hatajo de rebeldes un equipo que funcionara a la perfección, lo que me hace pensar en los Rolling Stones. Siempre tengo algo de tema histórico entre las manos. Sobre todo me interesa cualquier cosa que tenga que ver con la época de Nelson o con la Segunda Guerra Mundial, pero también con la antigua Roma, y algunos aspectos del período colonial británico, el «gran juego» de los rusos y los ingleses en Asia Central y todo eso. Tengo una biblioteca muy bien nutrida con libros sobre estos temas, muy bien ordenados en sus correspondientes estanterías de madera oscura que llegan hasta el techo. Ese es el lugar donde me escondo a menudo y donde un día sufrí un grave percance.
Nadie se lo cree, pero la verdad es que estaba buscando un libro de anatomía de Leonardo da Vinci. Es un libro voluminoso, y ésos los tengo en los estantes de arriba. Agarré la escalera y me subí a lo alto. Los anaqueles con pesados tomos reposan sobre clavijas: justo cuando rocé el estante, una de esas piezas cedió y me cayó una avalancha de libros en toda la cara. ¡Bum! Me di con una mesa en la cabeza y perdí el conocimiento. Al cabo de un rato (no sé cuánto, como media hora), me desperté y me dolía. Dolía mucho. Al verme tirado en el suelo rodeado de libros por todas partes, en circunstancias normales me habría entrado un ataque de risa por lo irónico de la situación, pero me dolía demasiado. ¿No querías consultar algo sobre anatomía humana? Me arrastré como pude hasta el piso de arriba (me costaba trabajo respirar) y me metí en la cama con la parienta: «A ver cómo me encuentro por la mañana». Al día siguiente estaba incluso peor, y Patti me preguntaba: «¿Qué te pasa?». «Me he caído, pero estoy bien». Pero el hecho era que seguía sin respirar bien. Tardé tres días en decirle a Patti: «Cariño, esto me lo van a tener que mirar». Y no estaba bien: me había perforado un pulmón. Teníamos programado empezar la gira europea con un concierto en Berlín en mayo de 1998, y hubo que retrasarla un mes: la única vez que se ha tenido que posponer una gira por mi culpa."
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