ROY ORBISON. VIDA, de Keith Richards
"¡El increíble Roy Orbison! Era uno de esos tejanos que pueden con todo, incluida su propia vida sembrada de tragedias: pierde a sus hijos en un incendio y a su mujer en un accidente de tráfico; en lo personal, nada le fue bien al gran O, pero no puedo pensar en un caballero más amable, ni en una personalidad más estoica. Tenía un talento increíble para crecerse pasando de su escaso metro setenta a convertirse en un coloso de dos metros cuando se subía a un escenario. Era increíble verlo. Igual venía de haberse pasado el día al sol, rojo como un cangrejo y en pantalones cortos y nosotros estábamos por allí tocando la guitarra, charlando, bebiendo y fumando y nos decía: «Toco en cinco minutos». Ya por curiosidad, nos asomábamos a ver el número que abría el espectáculo y… era impresionante: el que salía al escenario era un tipo completamente transformado que parecía haber crecido por lo menos treinta centímetros en presencia y control de la situación y el público. Hace un minuto estaba en pantalón corto, ¿cómo lo hacía? Es una de las cosas más impresionantes de subirte a un escenario: que entre bastidores igual sólo eres un colgado, pero en cuanto se oye el «damas y caballeros» o el «con todos ustedes», ya eres otra persona."
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