BAJO LA SOMBRA DEL OLIVO, de William Graves
"Los hombres se mezclaban más; los días laborables, después del trabajo, y los domingos se reunían en los cafés para tomar un anís y fumar un cigarrillo mientras jugaban una partida de truc. Aunque cualquiera que los observará desde fuera pudiera pensar que los gritos entre la atmósfera cargada de humo eran presagio de alguna pelea, en general no era así; todos se ayudaban. La escalera, la manguera, la carretilla traída de Francia o la hora asignada de agua del manantial estaban siempre a disposición de cualquiera que los necesitara. Pero los favores, por lo general, deben ser devueltos. Mientras todos cumplieran con esta buena costumbre, no había problemas. Si no se hacía, aparentemente todas las relaciones seguían siendo amistosas, pero por la noche, las gallinas podían escapar del gallinero, alguna herramienta se rompía accidentalmente o el agua de riego cambiaba de acequia misteriosamente. Todo el mundo estaba al corriente de los asuntos de los demás; las mujeres en los lavaderos se ocupaban de ello
-¿Sabeis que anoche se escaparon las ovejas y salieron a la carretera?
-¿Sí? ¿Estás segura de que no les abrieron la puerta?
-Piénsalo..."
Deya |
Casa de Robert Graves |
No hay comentarios:
Publicar un comentario