LA MATANZA DE VIALE LAZIO Y EL ASCENSO DE PROVENZANO. VOSOTROS NO SABÉIS, de Andrea Camilleri
"En su locura, había esbozado un plano de Palermo que rellenó con los nombres de los jefes mafiosos de los distintos barrios. Y amenazaba con darlo a conocer a la policía si no se le concedía más ámbito de acción. Un chantaje a los mafiosos realizado por uno de ellos podría parecer una empresa demencial. Sin embargo, al considerarlo muy capaz de llevar a cabo una jugada tan arriesgada, la mafia en sesión plenaria decidió eliminarlo a él y sus seguidores.
Tras haber averiguado que Cavataio y algunos de los suyos se reunirían aquel día en un garaje de Viale Lazio poco después de las 18.30, seis mafiosos elegidos entre las «familias» palermitanas más influyentes —una especie de comando internacional de la ONU a las órdenes de Provenzano— se disfrazaron de agentes de policía (Provenzano, siempre atento a las jerarquías, viste un uniforme con galones de capitán) y, a bordo de dos Giulia, automóvil utilizado por aquel entonces por las fuerzas del orden, se detienen delante del garaje minutos antes de las 19 h.
En la puerta se halla un hombre del grupo rival, un tal Giovanni Domè, que no tiene tiempo de avisar a los demás porque Provenzano, abriendo la puerta del vehículo y disparándole desde el interior, lo abate en el acto.
El primero del comando que entra en el garaje es Gaetano Grado, que efectúa dos disparos de lupara contra Cavataio, pero este, a pesar de estar herido en un hombro, responde al fuego y alcanza un panel de vidrio cuyas esquirlas van a parar a los ojos de Grado, cegándolo.
Entretanto, Damiano Caruso, Calogero Bagarella y Binnu Provenzano entran a la carrera y empiezan a disparar a mansalva. Matan a los hermanos Filippo y Angelo Moncada, a Francesco Tumminello y Salvatore Bevilacqua.
Pero Cavataio sigue disparando: hiere en una mano a Provenzano y a Caruso en un brazo, y efectúa un disparo mortal contra Bagarella. Después es alcanzado por una bala y va a parar debajo de un escritorio. No se mueve, da la impresión de ser ya cadáver. Para asegurarse, Provenzano lo agarra por los pies y lo arrastra fuera de su escondrijo. Y entonces se encuentra con que Cavataio, que se había fingido muerto, está apuntándole directamente con su revólver entre los ojos. A Provenzano ni siquiera le da tiempo de reaccionar porque el otro aprieta el gatillo, pero el arma, ya vaciada, solo emite un clic. Entonces Provenzano trata de acabar con él con la metralleta, pero esta se ha encasquillado. De modo que, mientras lo machaca a patadas, a pesar de la herida en la mano consigue extraer del cinto la pistola y descargarle encima todo el cargador.
A continuación, examina con detenimiento el cadáver y encuentra el famoso plano (mejor dicho, una parte del mismo) en un bolsillo de su chaqueta.
Fue entonces cuando Provenzano se ganó su apodo más conocido: ‘u Tratturi, el Tractor, que avanza implacable y lo aplana todo sin dejar ni una brizna de hierba a su paso.
Palazzolo y Prestipino señalan otra particularidad: en la matanza de Viale Lazio, Provenzano viste un uniforme de policía; cuando lo detienen en Montagna dei Cavalli, treinta y siete años después de aquella matanza, en el momento de subirlo al helicóptero alguien lo obliga a ponerse un chaleco en cuya espalda se lee POLIZIA . El historial como asesino de Bernardo Provenzano se calcula en más de cuarenta homicidios. Después pasó a la reserva y se limitó a suscribir las condenas a muerte dictadas por la comisión o por la cúpula mafiosa. De verdugo había sido ascendido a comandante. Había estado estrechamente unido a Totò Riina y hasta poco antes del comienzo de la época de las matanzas compartió la estrategia militar del jefe."
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