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jueves, 2 de mayo de 2019

LOS PASTORES DEL LEJANO OESTE. MI PRIMER VERANO EN LA SIERRA, de John Muir

LOS PASTORES DEL LEJANO OESTE. MI PRIMER VERANO EN LA SIERRA, de John Muir

    "En el caso del pastor es aún peor, especialmente en invierno cuando vive a solas en su cabaña, pues, aunque a veces se anime con la esperanza de un día ser dueño de un rebaño y hacerse rico como su jefe, al mismo tiempo es probable que se degenere debido a la vida que lleva, y rara vez alcanza la dignidad o las ventajas (o desventajas) de poseer su propio rebaño. La causa de esta degeneración no hay que buscarla muy lejos. El pastor pasa en solitario casi todo el año, y la soledad para la mayoría de la gente es difícil de soportar. Pocas veces se entretiene y ejercita su mente con libros. Cuando vuelve de noche a su cabaña, agotado, no encuentra nada con lo que equilibrar su vida con el universo. No, después de todo el día arrastrando las ovejas, debe procurarse la cena, y lo más probable es que trate de esquivar esta tarea y mate su hambre con lo primero que tenga a mano. Quizás no haya cocido pan alguno, y entonces se preparará unas pocas tortitas grasientas en la sartén sin limpiar, hervirá un té y freirá tal vez unas lonchas de beicon. Normalmente hay melocotones o manzanas secos en la cabaña, pero aborrece tener que molestarse en cocinarlos, así que traga el beicon y las tortitas, y para el resto confía en el efecto estupefaciente del tabaco. Luego a la cama, a menudo sin quitarse la ropa después de llevarla puesta todo el día. Por supuesto, su salud sufre y ello afecta a su mente, y después de semanas o meses sin ver a nadie, acaba medio loco o loco por completo."
Nevada


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