LA EJECUCIÓN DE LOS CHAVALES. LOS CONQUISTADORES DE LO INUTIL, de Lionel Terray
"Había ido con mi grupo para ayudar a un contingente de Garibaldini que acababa de enfrentarse a una compañía de las SS. Pero como llegamos al final del combate, nuestra intervención no influyó en el resultado. Todos los alemanes habían muerto en la lucha o habían sido fusilados. Entre los prisioneros, los partisanos habían encontrado a dos muchachos de entre doce y catorce años. Eran, al parecer, hijos de un oficial de los camisas negras que, perseguidos, fueron a buscar refugio en las SS. Cuando llegué, estos dos desgraciados, víctimas de la locura del mundo, acababan de ser entregados al furor histérico de algunas arpías que les tiraban de los pelos, les escupían al rostro y les daban patadas. Sin embargo, ellos lanzaban miradas de ciervo acorralado que hubieran podido enternecer hasta un corazón de piedra. Indignado por aquellas brutalidades impropias de personas que habían estado luchando en nombre de la civilización, empecé a protestar. Algunos hombres morenos, con bigotes y con pañuelos rojos al cuello, y que llevaban en la cintura las suficientes granadas, pistolas y cuchillos como para hacer huir a todo un ejército, me lanzaron duras miradas. Ante su aspecto amenazador, comprendí que no debía mezclarme en sus asuntos. Estos héroes de opereta, tras un largo conciliábulo y sin tener en cuenta para nada mis gritos de indignación, agarraron a los dos muchachos por los hombros, les obligaron a caminar dándoles patadas, les empujaron contra una pared y descargaron sobre ellos sus metralletas. Este asesinato fue tan salvaje y tan rápido que no conseguía creer lo que estaba viendo. Me quedé paralizado ante aquella monstruosidad. Jamás olvidaré los ojos enloquecidos de estas víctimas inocentes.
Aquel día comprendí que, a pesar del lujo y de las máquinas, el mundo moderno no había salido aún de la barbarie."
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