LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS. TRES PERIODISTA EN LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS. EL OCTUBRE ROJO EN ASTURIAS de Jose Diaz Fernandez
"Los obreros de Asturias demostraron una capacidad combativa extraordinaria. ¿Por qué fueron ellos solos, entre los de toda España, los que lucharon con cierta cohesión y con auténtico arrojo revolucionario? Este es un tema de psicología proletaria muy interesante. El minero asturiano es un obrero que, reuniendo las características del trabajador industrial, posee también el empuje primitivo del montañés. En las Casas del Pueblo está en contacto con las ideas revolucionarias, que llegan a través de la lucha de clases, pero no es de todos modos el obrero urbano que disfruta de algunas ventajas de la civilización; vive en las aldeas de la montaña, en los suburbios de la cuenca minera, y allí conserva, al lado del odio al poderoso, la fiereza del montañés. Ignora lo que es el peligro, porque vive en el fondo de la tierra, expuesto al grisú y manejando a diario la fuerza devastadora de la dinamita. Muchos de estos revolucionarios no combatieron con fusiles ni pistolas, armas para ellos demasiado livianas. Combatieron con cartuchos de dinamita. Se les vio en Oviedo, cruzada la cintura con dos o tres vueltas de mecha, encendiendo los cartuchos con el cigarro que fumaban. Esto, unido a una gran disciplina sindical, adquirida en los viejos sindicatos, hizo que la rebelión adquiriese una magnitud única. En estos proletarios (muchos de ellos afectos al comunismo, que en los últimos tiempos adquirió allí gran preponderancia), el reformismo socialista no penetró nunca, a pesar de que externamente aparecían disfrutando grandes ventajas sindicales: jornada de seis horas, retiro obrero, instituciones escolares y benéficas. Verdad es, también, que los dueños de las minas de Asturias no han sabido nunca hacerse amar de sus hombres, ni introducir en el trabajo mejoras de orden técnico."
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