ESMIRNA 1922: LOS GRIEGOS ABANDONAN A SU GENTE PARA QUE MUERA. LOS VENCIDOS, de Robert Gerwarth
"Se organizaron planes de evacuación improvisados a toda prisa, en un momento en que miles de soldados griegos corrían hacia la costa para llegar a los buques que pudieran ponerlos a salvo. Su evacuación puso fin a una campaña militar que le había costado a Grecia más vidas que la suma de bajas de todas sus guerras entre 1897 y 1918. Las bajas sufridas por el Ejército griego durante la campaña de Asia Menor ascendieron a 23 000 muertos y 50 000 heridos, además de los 18 000 soldados que fueron apresados como prisioneros de guerra. Fue la peor derrota militar de la historia moderna de Grecia.
Mientras que los soldados fueron evacuados, no se hizo lo mismo con los civiles cristianos de Anatolia. Tras la estela del Ejército en retirada empezaron a llegar a Esmirna decenas de miles de refugiados procedentes de los pueblos de toda Anatolia Occidental. A principios de septiembre la ciudad ya se asemejaba a un enorme campo de refugiados, con miles de ciudadanos de etnia griega acampados por las calles y en los parques. Sus esperanzas de protección contra la venganza de los turcos se centraban en la presencia de los buques y las tropas de los países Aliados estacionados frente a la costa de la ciudad. Lo que no sabían era que los Aliados no tenían la mínima intención de intervenir militarmente en el conflicto greco-turco.
Además, las autoridades griegas eran reacias a facilitar un éxodo masivo de civiles cristianos de Anatolia Occidental. Si bien Aristeidis Stergiadis, el alto comisionado en Esmirna, en un edicto confidencial del 1 de septiembre, pedía a todos los funcionarios griegos de su administración que hicieran las maletas y se prepararan para una evacuación, al mismo tiempo tranquilizaba públicamente a los cristianos de Esmirna diciéndoles que no tenían nada que temer. Una de las razones para no querer evacuar por lo menos a parte de la población civil de Esmirna era el temor a que una llegada en masa a Atenas de refugiados empobrecidos y politizados pudiera desencadenar una revolución. Como comentaba Stergiadis pocos días antes de que el Ejército turco tomara Esmirna: «Lo mejor es que se queden aquí y sean masacrados por Kemal y que no vayan a Atenas a ponerlo todo patas arriba». El propio Stergiadis abandonó Esmirna a bordo de un buque británico la madrugada del 8 de septiembre. Los griegos habían abandonado Esmirna, dejando a sus habitantes y a los refugiados cristianos con la sola esperanza de que las tropas regulares y las fuerzas irregulares turcas que se disponían a tomar la ciudad se apiadaran de ellos. Como hemos visto en la introducción de este libro, muy pronto esas esperanzas demostraron ser totalmente infundadas.
Mientras Esmirna se sumía en el caos, con una cifra de muertos estimada que oscila entre los 12000 y los 30000 cristianos asesinados, las tropas griegas evacuadas hasta las islas de Lesbos y Quíos se amotinaron en protesta contra el Gobierno de Atenas, al que consideraban el responsable de su derrota...."
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