LOS PRIMEROS AÑOS DE LA RDA. BERLÍN 1961, de Frederick Kempe
"Ulbricht no tenía tantos escrúpulos. Prácticamente desde el preciso instante en que la Alemania nazi se había derrumbado, la visión de futuro de Ulbricht había guiado la zona ocupada por los soviéticos. A las seis de la mañana del 30 de abril de 1945, unas horas antes de la muerte de Hitler, un autobús recogió al futuro líder de la Alemania del Este y a diez alemanes izquierdistas más (conocidos como la Ulbricht Gruppe) del hotel Lux, donde se habían exiliado numerosos líderes comunistas durante la guerra. Las instrucciones de Stalin para Ulbricht eran que ayudara a crear un gobierno provisional y que reconstruyera el Partido Comunista Alemán.
Wolfgang Leonhard, que a sus veintitrés años era el miembro más joven del grupo, observó que desde el momento en que habían aterrizado, «Ulbricht se comportó como un dictador» con los comunistas locales, a quienes no consideraba capacitados para dirigir la Alemania de posguerra. Ulbricht había huido de la Alemania nazi para luchar en la guerra civil española antes de exiliarse en Moscú, y no escondía su desdén por los comunistas alemanes que habían permanecido en el territorio del Tercer Reich, pero que no habían hecho casi nada por derrotar a Hitler, labor que en consecuencia había recaído en los extranjeros.
Ulbricht dejó ya entrever su estilo de liderazgo cuando recibió a un grupo de cien líderes comunistas de distrito en mayo de 1945 para darles las órdenes pertinentes. Algunos de ellos intentaron convencerlo de que la labor más urgente pasaba por cicatrizar las heridas sociales que habían dejado los incidentes generalizados de violaciones de mujeres alemanas por parte de soldados soviéticos. Algunos le pidieron a Ulbricht que diera permiso a los médicos para practicar abortos en dichos casos; otros exigieron una condena pública de los excesos del Ejército Ruso.
Ulbricht reaccionó de forma furiosa. «La gente que hoy tanto se indigna por estas cuestiones debería haberse indignado cuando Hitler empezó la guerra», dijo. «Para nosotros, cualquier concesión a esas emociones está simplemente fuera de lugar… No toleraré que este debate prosiga. Se aplaza la conferencia.»
Como sucedería a menudo en el futuro, los aspirantes a oponentes de Ulbricht guardaron silencio, asumiendo que sus decisiones contaban con la bendición de Stalin. La verdad, sin embargo, es que Ulbricht excedió las órdenes de Stalin desde buen principio. Un ejemplo de ello tuvo lugar en 1946, cuando el dictador soviético le pidió a Ulbricht que fusionara por completo el Partido Comunista Alemán, o KPD, con el menos doctrinario Partido Social Demócrata, o SPD, para crear un único Partido Socialista Unificado, o SED. Ulbricht, sin embargo, optó por purgar a las figuras clave del SPD y garantizar así su supremacía en un partido mucho más dogmático de lo que incluso Stalin pretendía.
En abril de 1952, Stalin le había dicho a Ulbricht: «Aunque actualmente se estén creando dos estados en Alemania, no creo que debas preconizar el socialismo en estos momentos». Stalin prefería una Alemania unida con todos sus recursos nacionales, que pudiera existir fuera del control militar estadounidense, al estado residual de Ulbricht dentro del bloque soviético. Pero Ulbricht tenía sus propios planes y abogó por la creación de una Alemania del Este estalinista diferenciada mediante la nacionalización del 80 por ciento de la industria y la exclusión de los llamados hijos de padres burgueses de la educación superior.
En julio de 1952, Stalin había aprobado ya los planes de Ulbricht de imponer un período draconiano de colectivizaciones forzadas y de más represión social. Las convicciones de Ulbricht no hicieron más que reforzarse con la muerte de Stalin, cuando sobrevivió a por lo menos dos intentos de arrebatarle el mando por parte de dos camaradas liberalizadores de partido. Ambos fracasaron, después de que la intervención militar soviética sofocara los levantamientos, primero en la Alemania del Este y posteriormente en Hungría, en 1953 y 1956, rebeliones ambas inspiradas por reformas a las que Ulbricht se había opuesto."
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