FINAL. LAS OCHO MONTAÑAS, de Paolo Cognetti
De mi padre había aprendido, mucho tiempo después de que dejara de acompañarlo por los senderos, que en algunas vidas hay montañas a las que no se puede volver. Que en las vidas como la mía y la suya no se puede regresar a la montaña que está en el centro de todas las otras y en el centro de tu propia historia. Y que no pueden sino deambular por las ocho montañas quienes, como nosotros, en la primera y más alta han perdido a un amigo
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