LAS SILLITAS ROJAS, de Edna O'Brien
La lectura de este libro ya me ha llevado a iniciar otro de esta autora irlandesa, nacida en 1930. Sus libros son importantes y, sin embargo, buscando mas información, observo que muy tardíamente han sido editados en España. Pienso que porque su temperamento e ideas estaban mas allá de las nuestras hasta no hace muchos años. De hecho, es lo mismo que le pasó a Edna O'Brien desde sus inicios como escritora en su tierra. Así que viene a ser una lectura bastante estimulante para romper tópicos.
Mi lectura de Las sillitas rojas tuvo como tres fases anímicas diferentes, como tres bloques en los que la protagonista se desenvuelve también. Al principio aquello me pareció casi una novela romántica: paisaje típico de la isla esmeralda, todo verde, un pueblo llamado Cloonoila bastante acogedor, en donde aparece un extranjero con medicinas alternativas que además es poeta, y las mujeres del pueblo suspiran por él, pero solo Fidelma se le acerca lo suficiente, embrujada por su aurea de sensibilidad en la media y larga distancia. Suena bien. Aunque puestos a que Vlad, el presunto y sensible sanador, le haga un hijo como ella busca, toca intimar más y los rasgos de este hombre se empiezan a desdibujar. Lo esperable. Despues ya se nos cae la venda con un encuentro brutal y traumático que no voy a desvelar. De esos que contrastan con lo bucólico/pastoril del anterior embeleso. El caso es que a Vlad lo pilla la policía porque es un prófugo escondido de la interpol: es un dirigente serbio buscado por crímenes de guerra. Una bestia sin escrúpulos.
Junto a esta revelación, y los efectos del reciente trauma, Fidelma se va de casa, escapa de Irlanda a Londres donde pide ayuda como una refugiada de guerra mas. Pide ayuda humanitaria junto a bosnios que huyeron de la guerra, y junto a otras personas así. Este es otro escenario en el que ella busca recolocarse en el mundo. Aquí Edna nos cuenta como vive ese duelo, y el resultado es invariable porque siempre es injusto y lo perdido, nadie lo va a reparar nunca. Y de ahí pasamos a la visita que le hace a Vlad en La Haya, preso. Asiste a las sesiones del juicio, e incluso tiene un cara a cara con el para encontrar respuestas. La novela se resuelve con la vuelta al hogar en completa incertidumbre sobre su frustración. Aunque es su casa, el horror esta ahí todavia.
En definitiva, la novela es muy interesante, una novela de personajes en ambientes propios de Irlanda o Londres. Pero lo que nos revela Edna es qué pasa cuando la bestia de la guerra, esa persona que vimos en las imágenes de una guerra que solo nos llegaba por TV arengando a la matanza, llega a las puertas de tu casa y, físicamente, la dejas entrar. En tu casa, en tu mente, en tu corazón, con toda la buena fe y la candidez del mundo. Entonces tomas conciencia de lo que es ser un ciudadano de esas guerras, un refugiado buscando sanar de verdad.
En primer lugar, pone en cuestionamiento que lecturas inspiradoras vayan a hacernos mejores o vayan a salvar el mundo: es otra venda que O'Brien nos quita de los ojos. Ahi buenos libros sacados de experiencias malvadas, y otros buenos libros que no nos significan nada (porque, ¿qué es un buen libro?). Sin llegar al momento de Vlad, ya es algo que intuimos en la escena del club literario.
Otro tema, esta vez recurrente en Irlanda, es ese ambiente como de "vivir en una burbuja" que deja insatisfecha a Fidelma y la anima a tomar las decisiones que toma. Las mismas que, aun sin que supiera de criminales de guerra, hacen que la violencia de la guerra llegue a su confortable vida. Esta novela seria una nueva variante del mismo tema que Ana Karenina o Madame Bovary: mujer madura preguntándose qué hacer con su vida.
Vlad Dragan, como Vlad el empalador, tiene ciertos puntos de conexión biográfica con un malo muy real: Radovan Karadzic, líder de la república serbia en Bosnia, que fue detenido en Serbia en 2008 tras 13 años en la clandestinidad. Se hacia llamar Dragan David Dabic y fue juzgado en La Haya por crímenes de guerra. Se ganaba la vida con la medicina alternativa.
El resto de personajes aportan otros puntos de vista y otros temas que le dan mas vida a la novela. Están ahí para descubrirlos.
Casi diría que es una parábola del mal, un mal que traspasa nuestras pantallas de móvil y tv para instalarse en nuestras almas como un virus sin antídoto posible. Lo de menos es esa linea que destaca entre buenos y malos, sino ese "algo" indefinido que queda tras leer el libro por el que uno no sabe en que momento de su vida está, y por qué razón, si entre los buenos, los malos, o en el limbo. Mas bien creo que en este ultimo lugar si nos preguntamos por nuestra complicidad con lo que esta mal en el mundo. No hay mas que ver la polaridad social existente a dia de hoy con el conflicto de Ucrania. En este año en el que la guerra de Rusia contra Crimea nos ha pillado con el paso cambiado e inunda con desazón nuestras pantallas, nuestras conversaciones y nuestra imaginación, me he encontrado una lectura muy pertinente sin buscarlo. Lo que empieza como una novela sentimental, no tiene nada de sentimental. En este caso hay aun agudo sentimiento de culpa.
LAS SILLITAS ROJAS, de Edna O'Brien. En Errata Naturae, año 2016. Son 350 paginas
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