EN EL PISO DE ABAJO, de Margaret Powell
Respondona, ingenua, trabajadora, observadora y crítica. Margaret (1907, Sussex-1984) se describe como una mujer muy llana y directa, de las que llaman al pan y al vino por su nombre, y con mucha ironía añadida con ánimo de hacer más amena su propia historia.
Trabajó en el servicio doméstico, una vida de semiesclavitud en muchos casos, pero que empezaba a cambiar a mejores condiciones de salario y prestigio social, no por la generosidad de "ellos", los de arriba, sino porque a las mujeres se les empezaban a abrir otras posibilidades de trabajo. El mercado laboral se empezaba a abrir ligeramente para ellas, y tenían ocasión de negociar al alza sus condiciones. Pero los comienzos fueron duros, aguantando la mezquindad y la soberbia de los de arriba, porque esta es una historia de los de arriba y los de abajo. Antes de empezar a servir, describe muy coloridamente el régimen de hambre y escasez de la clase obrera inglesa, muy duro todo. Una vez sirviendo de pinche de cocina, el puesto mas bajo en todo el escalafón de la servidumbre, lo normal era pasar de una casa a otra para obtener dos cosas: mejoras salariales y laborales, y adquirir nuevos conocimientos culinarios de cada cocinera con la que trabajaba. El resultado variaba, pero con cada cambio había que adquirir buenas referencias para la siguiente familia para la que trabajar. En sus memorias a veces clama por la igualdad en la dignidad, pero no es una lucha por la expoliación de los de arriba, sino contra la explotación de los de abajo. Hay mucha anécdota y observación en su relato, y ese es el fuerte de esta historia a mi juicio: un mundo donde los detalles han cambiado pero no las actitudes.
Una de las cuestiones importantes de su vida, conforme pasa de los 18, es buscar marido para abandonar el servicio doméstico. Vamos, algo que la saque del hoyo. El ligue es uno de los temas finales del libro, y cuando se casó con un lechero y tuvo 3 hijos, lamentó ese síndrome del nido vacío que se decía antes. Volvió a cocinar, al servicio en casas ajenas solo por horas durante la semana, y el mundo había cambiado por completo para entonces. Esos ricos rentistas de antes, esas formas de vida placenteras, estiradas, decimonónicas, habían desaparecido por completo y tan sólo quedó la gente vieja de antes de la II Guerra Mundial que no se había adaptado. Gente de antes, de su juventud, a la que la inflación devoró su renta fija, a la que no quedó un sirviente, que tuvo que vender sus mansiones y meterse en un piso... pura historia de Gran Bretaña vivida desde el intimidad de las familias, desde la privacidad doméstica.
Finalmente, la muy resabiada Margaret confiesa sin tapujos que lo normal no es compartir la riqueza con los de abajo. Que ella nunca lo haría. Vamos, que la vida es así, nadie lo va a cambiar y que hay que espabilar. Una conclusión decepcionante para alguien que podía haber vivido mejor sacando provecho de sus muchas cualidades si realmente le hubieran dado la oportunidad que parece ella misma negarse con sus palabras. Por suerte, otros no se conformaron y sacaron provecho. Algunos opinan que no hay resabios en sus memorias, yo no estoy de acuerdo en esto. Una cosa es que sea un relato con cierto humor, que con ello evite dar lástima, pero esa misma ironía no enmascara cierta cabreo por algunas situaciones injustas que vivió. De igual manera, reconoce quien fue honesto y noble con ella; no muchos, por cierto.
Un libro de 212 páginas en Editorial Alba, escrito originalmente en 1968, junto a sus asistencias a la Universidad. Se hizo famosa como para sacar otros libros e inspirar la serie de televisión Los de arriba y los de abajo y Beryl´s Lot así como Abadía de Downton.
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