EL MAGO, de Colm Toibin
Una introspección, desde los diarios y novelas, en la vida de Thomas Mann. En mi opinión, el principal valor de esta biografía novelada es el de haber sintetizado una vida complicada, muy intensa y rica en matices que, juntos, suponen una compleja personalidad. De forma que todo a su alrededor, tanto el momento histórico como su familia, fueron también complicados e intensos. Sintetizar un manojo de temas sensibles en Mann para hacerlos mas accesibles al lector, encontrar un punto de empatía con este alemán tan reservado y descubrir los sinuosos caminos ideológicos o emocionales que llevan a sus obras mas importantes son, en mi opinión, las metas que se propuso Toibin desde el principio. Utilizo los diarios que estuvo escribiendo a lo largo de su vida, y que solo se publicaron por vez primera en 1975, En vida, hubieran sido un escándalo. Con Thomas Mann, siendo un personaje tan hermético, es difícil, pero creo que ha sido prueba superada: cada uno juzgará, no obstante.
Diría que el punto de vista de este omnisciente narrador se asemeja mucho al de Thomas Mann, con todo lo que eso supone judgar, por ejemplo, la frivolidad de sus hijos o que le gustara mas recibir atencion que a un tonto un chupachups. Algunos detalles de Mann en esta novela: asegurarse de lo que debe sentir en los momentos más importantes de su vida (muerte de su hermana Carla es paradigmatico) porque no le resultaba facil, hacer un analisis introspectivo de su propio entorno familiar. También las fuertes tensiones que le suponen ser de una manera (homosexual) y vivir de otra (heterosexual). O el progresivo alejamiento ideológico entre él y su hermano Heinrich, sobre todo a partir de la Gran Guerra (Thomas belicista y Heinrich pacifista).
Con la revolución espartaquista y el punch de Múnich, temió por su vida, mientras sus ideales patrióticos y la fe en el espíritu aleman que alimenta su rica cultura, se venía abajo. Cuando su hermano estaba arriba de la fama, él estaba con miedo a salir de casa y ser fusilado. Siempre tuvo muy presente el flujo de dinero, que no se detuviera su tren de vida de lujo ya fuera en la República de Weimar, durante el Tercer Reich o en EEUU, aunque eso le llevase a ser discreto en sus opiniones políticas para no perder ese flujo de dinero. Muchos de los que lo criticaron por ello, en lo peor del nazismo, después recurrieron a él por ser uno de los últimos alemanes sin tacha, con influencia y con dinero.
Esta el tema de los hijos mayores, Klaus y Erika, díscolos y politizados, durante el bache creativo que supuso la Gran Guerra y los años posteriores hasta resarcirse con la publicación de La montaña mágica. Tenía un gran interés por conocer la relación padre/hijo, Thomas y Klaus, y saber en qué estado el hijo llegó al suicidio. Y, relacionado, el tema de las desgracias en el entorno familiar, las muertes prematuras por algún motivo, los sentimientos de rechazo e incomprensión de los hijos hacia los padres.
Diálogos escuetos y sustanciosos, no demoran el tiempo. Le dan un giro más pasional al suceso que se cuenta con gracia y mucha intención.
Era un maestro de la escritura, pero no lo parecía cuando expresaba sus opiniones sobre la situación política del momento. La Gran Guerra le pasó por encima, y el ascenso en popularidad de Hitler también, momento en que recibe el Nobel de literatura. Sus valores civilizados, burgueses, tranquilos, cosmopolitas y desapasionados le pusieron en la lista oficial de enemigos del nazismo con el galardón. Da la sensación de que el escritor convirtió su gabinete de trabajo en su torre de marfil hasta donde a duras penas llegaban las voces y las imágenes que no le interesaban o, directamente, le desagradaban. Me parece que no pisaba mucho la calle en la forma más coloquial e informal de decirlo.
Mann es de principio a fin un talento literario pero también un tipo sumamente contradictorio. Es un rancio burgués con criados, chóferes y costumbres inamovibles al que sus hijos tratan de usted, pero luego es un tipo con inclinaciones homosexuales hasta con su primer hijo. Un tipo que se desorienta en la sociedad norteamericana donde se siente fuera de lugar y, desde luego, sin el brillo del reconocimiento y respeto que recibía en Europa en todas partes. Un hombre que añora el estilo de vida anterior, casi decimonónico, detalle importante en la cantidad de reproches que sus hijos, al madurar, le transmiten. Creo que los argumentos de sus novelas, en orden cronológico, van a la par de este anonadamiento, de una sensación de desapego hacia la historia que le pasa por encima sin llegar a prever el porvenir sino más bien siendo zarandeado por él, un alma de viejo burgués hanseático. Nunca volvió a residir en Alemania.
En la parte norteamericana del libro, aparecen otros personajes de los que daban mucho que hablar en época: Alma Mahler, Auden, Isherwood y su cuñada Nelly.
Hay páginas ineludibles, como el final del capítulo 13: ahí Toibin ha echado el resto. O cómo se enteró en California de los campos de exterminio nazi ejecuciones en masa de judíos. Sus equilibrios con las personalidades de Washington, incluidos el matrimonio Roosevelt. El encuentro de su hija Erika con Göring en la celda de Nuremberg. El suicidio de Nelly, su cuñada, y el paso de Mimi por el famoso campo de Terezin. O las entrevistas a alemanes que no se fugaron, a los que medraron con los nazis, como Richard Strauss, sin atisbo de culpabilidad. Desde el exilio de Alemania, cuando fija su residencia en EEUU, la vida se hace desabrida: el control que el gobierno pretende hacer sobre el alemán más importante del mundo después de Einstein, los informes del FBI sobre él y cualquier miembro de su familia que no siga los consejos que les envía, los reproches de los alemanes que perdieron la guerra, el suicidio de Klaus, el futuro de su hermano Heinrich, los continuos reproches de sus hijos... Fue de los que intentó nadar y guardar la ropa mientras pudo, y el precio fue ser expulsado de la Alemania nazi e invitado cortésmente a marcharse de unos Estados Unidos paranoicos con todo lo que no estuviera a la derecha de la derecha.
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