PIEDRA, PAPEL, TIJERA, de Maxim Osipov
Las comparaciones de cualquier buen cuentista con Chejov siempre acaban ocurriendo, y en el caso de Osipov parece más justificado: por la lengua rusa, por ser también medico, la cultura compartida de la Rusia blanca, los protagonistas de clase media, la mala suerte de muchos de ellos.... pero Osipov no se siente cercano a Chejov, tal vez por el hastío de escuchar siempre lo mismo. Sin embargo, los dos detallan a través del transcurrir diario de personajes contemporáneos el sentido de sus vidas. Con Osipov, siento que sus personajes son individuos rotos y acostumbrados a su hábitat social partido, resquebrajado, como están todos ellos. Son individuos casi insignificantes, reducidos a la irrelevancia social. Incluso en el plano afectivo. Después del socialismo, la nada.
Sus héroes están perdidos desde hace tiempo y no saben salir de ese sentimiento de pérdida, de exclusión de lo que les habían prometido después de 1991. Es como una sensación congelada desde entonces y con la que cada uno hace lo que puede. Cada cuento, de este conjunto de 10 que componen este volumen, detalla algún proceso de degradación del espíritu de esta gente, porque lo busca tal vez, pero me da la sensación de que ocurre porque no les queda más remedio para seguir tirando con sus existencias un día más. Se juzga más al ambiente opresivo, a la falta de horizontes vitales, que a las personas en concreto. Ellos mismos se juzgan en contraste con el pasado, por la seguridad que da saber que aún puede quedar algo de grandeza de espíritu, de una posible mejora del futuro: los deseos expresados en la pared del muro del monasterio dejan al lector muy pensativo porque es toda una metáfora.
Pregunta al autor: ¿Qué ha marcado más al ciudadano ruso que usted describe: el comunismo o la religión?
Fueron de la mano: el comunismo, en realidad, fue una continuación de la religión, lo ascendieron. Al comunismo lo convirtieron en religión. Sacaron a Jesucristo del cristianismo… (LA VANGUARDIA)
Cuando empezó la guerra de Ucrania, Maxim Osipov, escritor y cardiólogo (Moscú, 1963), se largo de Rusia porque sus opiniones le podían llevar a la cárcel. Puede que sus personajes costumbristas (médicos, pequeños delincuentes, políticos locales, emigrados en USA, músicas, un sacerdote geólogo) y la penetración psicológica que hace con ellos tampoco sea del agrado del régimen. Llega desde hace unos años como el escritor ruso del momento. Es evidente su conocimiento del mundillo médico y del ambiente fuera de las grandes capitales rusas. Los diez cuentos, escritos entre 2009 y 2017, son ahora un buen escaparate del otro lado de la frontera impenetrable rusa. Y como recuerda al final del libro, se trata de decir mucho con pocas palabras (Chejov).
La lectura, a un nivel personal y subjetivo, a veces me ha resultado incómoda porque, tal vez, me molesta ver a estos personajes tan acabados, tan perdidos entre pasado y presente, sin imaginación para intentar algo distinto con sus vidas porque esta capacidad tan humana parece extirpada.
PIEDRA, PAPEL, TIJERA, de Maxim Osipov. Editorial Libros del Asteroide, 2022. Unas 325 paginas
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