POESIA COMPLETA, de Edward Thomas
Seguramente Edward Thomas (Londres, Reino Unido, 3 de marzo de 1878 – Pas-de-Calais, Francia, 9 de abril de 1917) no será una gran poeta, pero su trabajo tiene la virtud de haber sido accesible para mis conocimientos y mis gustos, de manera que pocas de sus ideas me han resultados extrañas. Lo he podido disfrutar sin tener que releer cada poema un montón de veces.
La primera mitad o más de su libro expresa, en medio de una naturaleza rural y amable, una satisfacción serena por la vida que se le ofrece. También hay poemas donde le asalta el recuerdo inquieto por los amigos. Pero conforme avanza el libro, el tono se oscurece. A veces es el recuerdo dolido por los compañeros que quedaron en el campo de batalla (Thomas encontró allí también su muerte, en el frente occidental de la Gran Guerra). Aunque el tema de la guerra, en su producción, casi merece un capítulo aparte, porque tiene poemas acerca de la guerra, pero es que en otros te está hablando de una cosa y la guerra aparece como un intruso que acaba con todo el orden de las cosas.
Hay varios poemas que describen la situación sentimental en la que se encuentra respecto de una mujer, más que amada, añorada. Y algún poema dirigido a su padre también. Tenemos, según avanza la lectura del poemario, varias poesías triste y hasta lúgubres, supongo que ya por efecto de la guerra, y varios en los que se nombra una sucesión de meses para, en medio de esa temporalidad, expresar cosas fugaces que se quisieran retener. Así que, según me ha parecido, son poemas, en su mayoría, de satisfacción o de pérdida de algo o de alguien. En este último caso, nunca con acritud.
Evoca un mundo natural no de montañas o playas, sino de alamedas, prados, sotobosques, arroyos y algún que otro lago. Vamos, lo que uno identificaría como una campiña inglesa, aunque sus referencias son galesas. El viento, el trino, la bruma y la soledad que este ambiente le inspira son como metáforas de esos pensamientos que quiere esbozar después sobre el papel. Son situaciones que vive como si fueran las primeras en su vida, y suele dar un paso más en esas descripciones cuando el autor mismo se implica en alguna acción, o toma una actitud.
Fue buen amigo de Robert Frost, y de alguna manera Thomas me remite a él cuando lo leo: el famoso poema "El camino no tomado" de Frost (de 1914) se debe en gran parte a esos paseos por la campiña con Thomas. La edición es bilingüe, de manera que lo que se ha perdido en la traducción, que es la rima como más evidente, se puede disfrutar en la versión original si se es capaz, que no es mi caso. Como se avisa en el prólogo, la rima se ha sacrificado en favor del contenido porque los traductores no lo tenían nada fácil.
Para los acostumbrados a un paisaje rural donde la agricultura intensiva no haya acabado en un horizonte monótono, donde haya profusión y diversidad, en estos poemas pueden encontrar una multitud de imágenes que les resultarán familiares y que le sumirán en otras sensaciones, las personales experiencias de Edward Thomas. Leerlo puede suponer un efecto liberador del ensimismamiento y la soledad a secas, de la alienación. Con el buscamos el objetivo de lo que pretendía ser como hombre en contra de una sociedad de masas. Unas sensaciones con más de 100 años de diferencia pero que todavía pueden salvar esa distancia temporal con mucha facilidad. Muchas de esas sensaciones, las descripciones de lo que veía en el campo y las sensaciones en que se convertían, me han resultado agradables.
Poesia completa, de Edward Thomas, Ediciones Linteo 2012, 420 paginas
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