LOS DESPOSEIDOS, de Szilard Borbely
Una historia de pobreza, de desarraigo y del pasar miedo de un niño constantemente hacia los padres, los vecinos, o del colegio. Es un relato duro, una historia húngara de inicios de los 70, referida concretamente a una familia donde el padre trabaja cuando puede porque el régimen comunista no lo acepta debido a sus orígenes, y la madre está mucho más que amargada y deprimida, amarga y deprime a sus hijos con sus anuncios de suicidio y las constantes quejas de todo y hacia todos. Vamos, que maldice su destino. El ambiente del pueblo donde viven no es mucho mejor, la gente maldice, enferma y trabaja por un salario insuficiente.
Son un rebaño humano embrutecido, visto desde la perspectiva del niño. Del futuro no cabe esperar nada bueno, y es que este niño se erige en protagonista con un aprendizaje de la vida duro y desalentador. El chico, que hacía el final dice tener 10 años, vive en constante miedo por tanta cosa chunga que le rodea, y son muchas. Toda la familia sufre por ser de origen judío, incluso el padre, supuestamente judío y de origen kulak. En ese sentido, ir al colegio es un drama por ejemplo. El chico ni siquiera sabe bien qué es ser judío porque su madre apenas lo sabe ya. De hecho a la gente que cae mal dentro del régimen, significado por alcaldes o presidentes de cooperativas, se le acusa de judíos, kulaks, cristianos, gitanos o cualquier otra cosa aunque no este claro que lo sean: a veces parece que los mismo acusados lo acaban asumiendo, independientemente de la verdad, porque la acusación es la verdad. Otras veces lo niegan. Pero da la sensación que esta gente ya no sabe ni lo que son.
Aunque durante una buena parte del libro parece que la madre odia a sus hijos, después la tirantez se disipa y la relación es más normal. Entran en juego otros elementos familiares, van llegando los recuerdos del pasado, el origen de que lo estén pasando tan mal: la perdida de la posición social con la llegada de los comunistas, el desarraigo al convertirse en húngaros católicos por obligación en otro momento de la historia... cosas así que no se olvidan porque se aferran a alguna idea de lo que en algún momento fueron. Buscan una identidad segura, pero parece que la sociedad se lo niega de forma incluso violenta. Ambos extremos (la identidad y la violencia) parecen la válvula de escape de tanta frustración. Son momentos de la narración que se hacen duros, esos en que se muestran los trapos sucios de la familia.
Húngaros contra rumanos, rumanos contra gitanos, húngaros contra judíos.... hay mucho rencor entre estos pueblos. Una especie de xenofobia que se aprende en el seno de las familias. Sin embargo, todos vienen a ser una mezcla de identidades: el chico protagonista es una mezcla de judío por la madre, kulak, ruteno (pero no cualquier rutina, sino del tipo huzulo), educación judeocatolica en casa y marxista en la escuela... Lo normal es que al chico le caiga una identidad distinta según con quien hable de su familia. Si su tatarabuelo era ruteno, el chico también. En cuanto a eso, si se recupera una rica memoria histórica de esta gente enclavada en un pueblo del este de Hungría. Todo ello bien adobado con hambre, pobreza sin llegar a la miseria. Aquí la pobreza se huele, se oye, se masca, se palpa. No es una pobreza extrema porque algo comen, pero pasan hambre. Tienen trabajo mal pagado, pero el padre lo pierde, los ancianos huelen a suciedad. Las costumbres son insalubres. A los críos les cuelgan los mocos. No es de extrañar que el lenguaje sea soez y se maltraten entre ellos. Es una radiografía de la miseria rural húngara en plena era comunista. Hay una conciencia de clase muy acusada para ser una sociedad comunista: la profesora odia a los aldeanos, los jefes comunistas a los antiguos kulaks, la madre a los campesinos, etc.
Al final el niño se convierte en adolescente, y acaba resumiendo su vida anterior con una bella metáfora. En mi opinión, gran libro. Pocos juicios de valor camuflados frente a una realidad que habla por si sola. Si hubiera que ponerle imagenes, me recuerda mucho a las peliculas de Bela Tarr, tambien hungaro.
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