MI VIDA EN LA MAFIA, de Vincent Teresa
Vincent Teresa (1930-1990) pertenecía a la mafia de New England. Su padre venía de una familia mafiosa, pero no se dedicó a ello; su abuelo si. Un tío suyo también. Y Vincent (Vinnie para los coleguillas) aprendió pronto las mañas para ser un ladronzuelo que pasó a la mafia empezando con timos, robos y atracos a bancos y a casas de juego. De cada experiencia, y el libro son todo anécdotas en orden cronológico, cuenta numerosos detalles, la vida de compañeros de profesión, sus jefes, historias todas de la mafia antes de que las contarán Francis Ford Coppola o Mario Puzo en El Padrino. De hecho, es el mejor libro que he leído para entender a esta gente.
Algunas de las muchísimas historias de la mafia cuentan con los primeros Don, los de la época de la Prohibición del Alcohol, gente ella misma que había salido ha matar policías y sobornar políticos, pero que en los 60 ya eran viejos carcamales a punto de ceder el testigo. El libro es también el contraste, muchas veces sangriento, entre esta generación y la que pide paso.
Teresa también profundiza en el funcionamiento de la mafia, en la integridad de sus componentes (dispuestos a traicionar a cualquiera, dentro y fuera de la Organización), la comunicación vertical desde el primero al último. El respeto, el silencio, el hacer de muro ante la autoridad y comerte los marrones de tu jefe superior. La historia de asesinos a sueldo como Barboza. El trabajo de las prostitutas en los clubs más famosos de Boston, su relación con los jefes inmediatos, Henry Tameleo o con el gran jefe Raymond Patriarca. Las estafas a las aseguradoras de incendios. Los entresijos entre familias de otros estados, grupos, jefes... todo son anécdotas una mejor que otra. Por ejemplo, ¿os acordáis del personaje de la película El Padrino, llamado Moe Greene? Pues él, el actor Alexandro Petricone que se hacía llamar Alex Rocco, estando en una playa con su novia, dio comienzo a una guerra entre 2 clanes irlandeses que supuso más de 50 muertos. Así lo cuenta Teresa en un capítulo escalofriante. Podéis leerlo resumido también en Wikipedia. Los descuidos, las cagadas y cómo se recomponen los caídos en desgracia (cuando pueden). Todo esto lo ha visto Teresa, y en ocasiones, como el cometer cagadas y salvar el culo en el último momento ante sus jefes, son cosas que ha vivido. El narrador, Thomas Renner, enlaza todo este anecdotario de memorias y le da un ritmo intenso a las 350 páginas de pequeña letra, la típica de los libros del Círculo de Lectores de los años 70 (mi ejemplar). Articula los entrecomillados de Teresa con sus explicaciones para avanzar en la trama.
Otro pelotazo de historia es el asesinato de Anastasia, un gran Don, el jefe de Asesinatos S. A. Teresa cuenta cómo surgió ese contrato, como se pusieron todas las familias de acuerdo y quienes lo ejecutaron. Pero las historias de ajustes de cuentas entre gangsters y familias son lo habitual de lo que cuenta Vinnie. Una gran parte del libro se dedica a cómo operan los contratos para asesinar, como se estafa a los ingenuos que se creen listos, y el tema de los casinos, como los utilizan para organizar partidas de cartas durante una semana. El caso del casino de Haití con Papa Doc, y El Colony de Londres son los más entretenidos. Más negocios turbios: la venta de bonos estatales, reales o falsos. Este negocio le sirve, además, para justificar que si él es un pícaro mafioso, fuera de la mafia hay demasiada gente 'de bien' que se deja corromper por pura avaricia y que le es indispensable en sus negocios. También su relación con una prostituta, Rosie, es otro flanco de su vida. Es la que, en parte, le hace bajar la guardia. Por aquí se hacen negocios en los casinos de Las Vegas, se recuerdan cosas de Dean Martin o a Frank Sinatra.
Es curioso ver cómo en el FBI estaba tan desesperados por pillar a esta gente que acabaron consiguiendo pruebas de delitos por métodos ilegales, como poner micrófonos sin orden judicial. A veces consiguieron su objetivo, pero con los años el estado tuvo que exonerar de culpa a los mafiosos e indemnizar a ellos (o a sus descendientes) millonariamente. Por ejemplo, al propio jefe de Teresa, Raymond Patriarca.
También lo es que incluso la generación de Teresa fuera todavía de las que se criaron en la pobreza de las grandes urbes norteamericanas. Y eso les da una pátina de dureza y también cierto compañerismo en este mundillo. Teresa cuenta que, siendo italiano, le ofrecieron entrar en la mafia, pero el quiso ser siempre más independiente aunque después rindiera cuentas de sus negocios. Era de esa gente que maneja muchos millones de dólares de la época pero cuando los condenan en un juicio sudan horrores porque han dejado muy poco a su familia. De manera que, metiéndose en la década de los 70, Teresa ya va concluyendo el destino de varios de sus socios: los fue delatando conforme el FBI le aseguraba un trato favorable. De hecho, la ley de protección de testigos es de finales de los 60, y fue algo que las familias tardaron en comprender. Ya no podrían alcanzar a los chivatos, y un socio demasiado agraviado podía escapárseles por esa vía haciéndoles un roto inmenso. Es lo que pasó con Teresa.
Cuando entró en la cárcel, en junio de 1969, tras 28 años de delitos y 32 arrestos, Teresa pesaba 150 kg. A final de año decidió colaborar y su testimonio condenó a 21 mafiosos y proceso a otros 27. Los últimos capítulos nos cuenta lo que le empujó a convertirse en un delator para los federales: en general, puede decirse que con el encarcelamiento de sus jefes, los códigos de lealtad desaparecieron y algunos se dedicaron a estafar a sus compañeros en cuanto vieron la oportunidad. Es lo que le pasó a el. La debilidad de Teresa entre rejas jugó en su contra, y fue perdiendo millones en cuestión de semanas. En la trena siguió siendo ordenado y metódico con sus intereses, conoció a Provenzano y a Jimmy Hoffa.
Ya fuera del libro, si acudes a la Wikipedia, verás que Teresa no dejó de ser nunca un delincuente aun estando libre. Su querido hijo Wayne, que en el libro es un crío, acabó con cadena perpetua por matar a un hombre.
En definitiva, un libro muy entretenido, bastante verificado por el FBi en lo que cuenta, aunque uno puede imaginar lo que no cuenta cuando a su alrededor todos si lo hacían (matar adversarios). Muy ilustrativo de lo que era la edad dorada de la Mafia en Estados Unidos.
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