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jueves, 20 de febrero de 2025

AUA, de Knud Rasmussen

AUA, de Knud Rasmussen


"Si me había propuesto trabajar en particular con los con los chamanes era porque, cómo es fácil de suponer, por lo general son personas que tienden a profundizar más en los interrogantes espirituales que se plantea la tribu. Si bien las leyendas son una buena expresión de la fantasía esquimal, la idea de conjunto de su cultura espiritual hubiera resultado monótona de no tratar de proporcionar una imagen lo suficientemente exhaustiva de la fe y las supersticiones. Solo así se puede captar de verdad algo del pensamiento que ocupa la mente del hombre primitivo."

Un extracto de su largo viaje, en tiempo y espacio, por el Ártico para conocer las similitudes y diferencias de los pueblos inuits que por allí viven. El interés es antropológico desde las confesiones de un hechicero convertido al cristianismo, Aua, y su mujer, que le revela sus secretos de chamán en la isla de Baffin, perteneciente a Canadá. El autor observa las relaciones dentro de la familia y entre clanes, los muchos emparejamientos de mujeres con distintos hombres a lo largo de su vida, así como la antropofagia cuando está en juego la supervivencia de la tribu. Y es que muchas de las costumbres menos comprendidas por los occidentales tienen que ver con la supervivencia de esta gente en un lugar extremo del planeta. 
La temperatura exterior del igloo, durante aquel viaje, andaba por los -30 o -40°C, con una mínima récord de -57°C cuando estaban cazando morsas.

Las muchas horas en el igloo dan para muchas conversaciones, como las experiencias extracorpóreas de viajes a un más allá, la importancia de los tabús, las escenas de caza vividas, etc. Además, da la sensación de que, a lo largo de la vida de un esquimal, según la cuenta, los momentos de falta de caza son unos cuantos y hacen que, por el hambre, sus vidas pendan de un hilo. Al final del libro, cuando más franco se muestra Aua, le explica cómo se convierte uno en chamán, que ritos sufre. Cuenta su propia existencia desde el vientre de su madre hasta su conversión al cristianismo. Y se sincera cuando explica el sentido de tantos tabús, de tantos ritos complicados, de esas historias que pasan de generación en generación: el temor a morir por la existencia que llevan, tan dura, tan desoladora. Ese momento de apertura del alma de Aua es desconsolador: paseó a Rasmussen por algunos igloos, vieron venir a los cazadores con las manos vacías en un día tormentoso, casi sin luz, para explicarle que hay muchos aspectos de sus vidas diarias que les producen miedo.

En otro momento del viaje Rasmussen vuelve a hospedarse con Aua, y el autor refiere cómo adoptó el cristianismo y sus ventajas al suplantar las antiguas creencias. Sin embargo, las viejas costumbres se mantuvieron más tiempo. Aua dejó de ser el chamán para ser el responsable cristiano de los recién convertidos, su familia. Solo así pudo Rasmussen conocer los misterios de la antigua creencia, sin miedo a ofender a los antiguos espíritus puesto que Aua ya se había despedido de ellos. Conoció las visiones de Aua, los viajes después de la muerte, sus viajes al cielo y al fondo del mar.

De la interacción del blanco con los esquimales da cuenta un ejemplo, el asesinato de un comerciante blanco por un esquimal, el choque de mentalidades y las consecuencias para los nativos del Ártico. 

Muchas leyendas son patrimonio común de esquimales en Canadá o Groenlandia. El libro prosigue con un compendio de los tabús que, bien pensado desde muy lejos, es una locura seguir. Lo mismo que con los amuletos, todo está en no perjudicarse cabreando a los espíritus de los muertos, ya sean humanos o de animales cazados. Uno piensa en la bondad del cristianismo, la nueva fe de Aua, en comparación. Por eso hay también malos espíritus, los enfadados, los espíritus de la montaña, de animales fabulosos y los troles de los ojos, y a todos ellos los aplaca el chamán. Luego quien recuerda su vida es la mujer de Aua, llamada Orulo, que significa Difícil. 

El libro tiene una parte de literatura de viajes por las desolaciones árticas, su rara y rigurosa belleza, y también de viaje por ese caminar, hasta donde se puede, en la mente y el corazón de los esquimales, con esas rarezas para mi, que nada se de ellos. Satisface mucho esa curiosidad si tienes ganas de viajar a través de un libro si buscas algo más que un relato de turista o de deportista.

Que las pocas páginas del libro no alienten una lectura escasa de contenido.

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