TOR. LA MONTAÑA MALDITA, de Carles Porta
Esta historia responde al dicho de Pueblo pequeño, infierno grande. Es por un tema de envidias acerca de la posesión de una montaña justo al norte detrás del pueblo de Tor (algo que se llevaba arrastrando unos 100 años), que en 1995 el más enconado y más bruto de los 13 censados aparece asesinado en su casa en unas circunstancias poco claras. El caso es que es un sitio que solo parece interesar a los hippies tardíos o a los que desean desaparecer por algún motivo del mundo. No parecen tener muchas ganas de pisar ese culo de saco que es Tor ni la policía ni a las autoridades judiciales. Pero hay dos gallitos enfrentados entre esos trece censados, y eso toda la región lo sabe. Así que, ¿para que ir a provocar? Frente a la desgana de las autoridades frente a los recurrentes conflictos entre estos dos gallitos, un tal Sansa y un tal Palanca, la actitud es la de que "cuando alguien pida ayuda ya iremos". Los dos elementos citados son dos piezas de cuidado, matones de baja estofa, mal encarados y muy enredadores. Como imanes, atraen a otros personajes del mismo género. Incluso atraen a gente que prefiere vivir a su aire sin montar conflictos en una especie de camping que Sansa montó. Pero hay más, una pieza enigmática del caso que puede extender la trama de los asesinatos fuera del valle de Tor, como son los frecuentes convoyes de contrabandistas, porque la montaña de Tor hace de frontera con Andorra. La propiedad de esa montaña (término iberovasco que significa cerro segun he leido) es la que controla el paso de este lucrativo negocio, y el de unas posibles pistas de esqui, y ademas una posible urbanización con todos los servicios posibles a un lado y otro de ese collado fronterizo. Y no es todo... porque he escrito crímenes. ¿En plural? Si, porque ya hubo dos asesinatos en 1980 relacionados con todo esto y en el mismo pueblo que quedaron semiolvidados, eran gente de fuera. Otro negocio importante de la montaña es la extracción de madera. Por tanto, era muy importante la titularidad de esa montaña, que había quedado muy mal atada a finales del siglo XIX entre los vecinos de Tor. A todos estos actores del drama persigue Porta grabadora en mano en el ambiente gélido de la montaña.
No se trata de reventar la historia contada con detalles, porque en ellos tiene gran parte del interés el libro. Este true crime sin terminar de resolver es una novela de no ficción, por lo que rápidamente le viene a uno el género creado por Truman Capote con A sangre fría. Carles Porta no es precisamente Capote, pero me da que le importa poco. No ha pretendido más que esclarecer un crimen donde ningun otro (policía, jueces, vecinos) ha podido demostrar quién fue el culpable. O quienes. Porta tampoco lo señala, pero tiene su candidato a malo de esta historia. Que cada uno judge, parece decirnos como mensaje final de estas 365 páginas. Tampoco me parece un narrador muy conocedor del pirineo leridano, ni de los modos de vida vigentes de antes ni de ahora entre los habitantes de aquellos valles tan mal conectados con los centros urbanos. Alguna montaña he hecho por allí cerca cuando no tenía ni idea de estos sucesos, y sí puedo imaginar que quien necesite aislarse del mundo en esos valles lo tiene facil todavia. En 2023 habia censados oficialmente 14 personas, y oficialmente había 28 dueños del monte Tor, pero con distintos privilegios a la hora decidir.
El libro es fácil de leer, entretenido, se detiene un poco en personajes extravagantes, sórdidos o frikis que tienen algún interés en Tor, o pasaron por allí. Lo cuenta llanamente, sin darle demasiadas vueltas a temas que no respondan a unas pocas preguntas: ¿Quien tenía motivos para matar a Sansa? ¿Quien dijo estar allí para verlo? ¿Qué secretos guardaba Sansa para fanfarronear tanto? ¿De verdad tenía mucho dinero oculto bajo el suelo de su casa? ¿Quien se beneficiaba de su muerte? Y finalmente, ¿quien fue la mano ejecutora? Una vez mas, son mas interesantes las vueltas que da Porta, con el cámara y el técnico de sonido, para grabar su reportaje televisivo con gente peculiar que le cuenta cosas inesperadas, que la propia contestación exacta a esas preguntas.
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