CHOPIN. SANGRE Y ÁMBAR, de David Torres
"...las palabras de Baudelaire, cuando escribió que la música de Chopin es como «un pájaro magnífico sobrevolando un abismo sin nombre». Su vida se convirtió en un peregrinaje incesante de ciudad en ciudad, de piano en piano y de mujer en mujer, hasta que encontró a George Sand —apodo literario de Aurore Dupin—, una escritora de armas tomar que escandalizaba los salones de la época vistiendo ropa de hombre y fumando cigarrillos. En aquellos años, maquillado por la tuberculosis, Chopin era un pálido y demacrado maniquí de manos bellísimas, un hombre delgado y quebradizo muy del gusto de la época. Además, su genio musical había sido reconocido y aplaudido por colegas de la talla de Liszt o Schumann. La delgadez extrema y el aspecto cadavérico hacían furor en los salones. La condesa de Angoult dijo de él que era «un hombre irresistible: lo único permanente en Chopin es la tos»."